La artritis reumatoide afecta al uno por ciento de la población en México; sin embargo, los estados del sur tienen mayor prevalencia en un (1.5 por ciento); esto, debido a una predisposición genética. En los servicios de reumatología, es la primera causa de consulta en mujeres, y dentro del grupo de las artropatías inflamatorias (enfermedades que inflaman las articulaciones) es la patología más prevalente.
La artritis reumatoide afecta principalmente a personas adultas jóvenes, a diferencia de la osteoartrosis, que se debe a una condición degenerativa, donde la prevalencia por grupo de edad es en adultos mayores.
Es una enfermedad crónica que se caracteriza por la inflamación de las articulaciones generada por una autoinmunidad, lo cual ocurre cuando el sistema inmunológico ataca por error los tejidos del cuerpo, por eso el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado, (ISSSTE), aplica estrategias de diagnóstico temprano y acceso a tratamientos farmacológicos modificadores, con el propósito de evitar a los pacientes el riesgo de discapacidad, favorecer su calidad de vida y su pronóstico.
Inicialmente, se observa con una inflamación generalizada de las articulaciones, pequeñas y grandes, causa aumento de la temperatura y del volumen de la articulación, dolor y enrojecimiento.
Ante cualquier detección de dolor o limitación articular, no se debe esperar ni dejar pasar el tiempo, sino acudir de inmediato a la clínica familiar para descartar o confirmar un diagnóstico de artritis reumatoide y, si es el caso, acceder a tratamiento oportuno que permita reducir riesgo de discapacidad y llevar una calidad de vida adecuada, con un buen pronóstico, concluyó el reumatólogo.
Se sugieren hábitos de autocuidado de la salud como la sana alimentación y la activación física, no obstante, hay padecimientos potencialmente incapacitantes como este, que afectan principalmente a personas adultas jóvenes, ya que suele presentarse entre los 20 y 50 años. No es posible prevenirlos, pero sí promover su detección y tratamiento temprano.
El objetivo de su detección temprana es brindar tratamiento para controlarla y favorecer que los pacientes conserven su capacidad funcional motora al cien por ciento y tengan calidad de vida.
El tratamiento inicial es con fármacos modificadores de la enfermedad que ayudarán a mantenerse estables, sin dolor, sin inflamación y con buena calidad de vida. Se dividen en modificadores tradicionales, biológicos y moléculas pequeñas; cada uno tiene sus indicaciones, son medicamentos que se inician y mantienen a lo largo de la enfermedad para que el paciente realice sus actividades de la vida diaria, laborales y sociales, y no tenga ninguna limitación.
Es importante que el diagnóstico se realice lo antes posible, una vez iniciados los síntomas, para que no haya un cambio crónico que dañe y limite la funcionalidad de las articulaciones, el paciente responda mejor al tratamiento y mantenga mejores niveles de control, estabilidad y preservación funcional.
La prescripción se realiza mediante la exploración clínica y estudios de laboratorio en sangre para identificar biomarcadores de factor reumatoide y anticuerpos como los antipéptidos citrulinados, marcadores de proteína C reactiva y velocidad de sedimentación, para documentar la inflamación articular.