/ jueves 23 de febrero de 2023

Los cacahuates japoneses en realidad son mexicanos: la historia tiene que ver con espías

Aunque sea difícil de creer, los cacahuates japoneses nacieron en México durante la Segunda Guerra Mundial y no en Japón

En 1943 era bastante común ver a fuera de una vecindad del barrio de La Merced, a muchas personas formadas para comprar la botana más popular del momento: unos cacahuates descascarados cubiertos por una capa tostada a base de trigo con soya.

Yoshihei Nakatani Moriguchi era quien fabricaba este sencillo manjar, un hombre originario de Japón con 33 años, se quedó sin trabajo cuando cerraron las compañías de su patrón en México, Heijiro Kato.

Te puede interesar: Conoce a Bobi, el perrito más viejo del mundo que ganó un récord Guinness

Estas clausuras fueron ordenadas por el gobierno mexicano después de señalar a Kato como un espía del imperio japonés (lo cual era bastante peligroso en la Segunda Guerra Mundial), así que otros japoneses lo enviaron de regreso a su país a través de un barco.

Cédula de ingreso de Yoshihei Nakatani Moriguchi a México. / Foto: Museo de Japoneses Americanos de la Ciudad de Los Ángeles

Antes de eso, su almacén llamado ‘El Nuevo Japón’, fue clausurado. En esos tiempos, era un fuerte competidor de El Palacio de Hierro y Liverpool; su fábrica de botones también fue cerrada, Yoshihei Nakatani también trabajó ahí.

Recientemente, Nakatani se había casado con una mexicana del barrio La Merced llamada Emma, con quien ya tenía hijos, por lo que no tener empleo era bastante preocupante para él.

Debido a la escasez, el matrimonio comenzó a fabricar muéganos, después inventaron una fritura de trigo y sal que fue nombrada “oranda”, y por último, decidieron crear una botana a base de cacahuate, soya y harina de arroz, aunque este último ingrediente no existía en el país, por lo que se empleó harina de trigo.

El matrimonio Nakatani. / Foto: Museo de Japoneses Americanos de la ciudad de Los Ángeles

El resultado fue todo un éxito, la gente se amontonaba afuera de la vecindad Calle de Carretones, barrio de La Merced, donde vivía Nakatani con su familia, a comprarle cacahuates al japonés. Rápidamente, se bautizaron como “cacahuates japoneses”, que hasta la fecha sigue intacto.

No sabían si el negocio iba a prosperar, por lo que aprovecharon la buena racha y la pareja dejó a sus hijos a cargo de la venta en la vecindad para promocionar su producto, envuelto en papel celofán. Los dueños de diversas dulcerías empezaron a hacer pedidas en grandes cantidades, algo que nunca se habrían imaginado.

Elvia, cuarta hija del matrimonio, dibujó una geisha en 1950 por encargo de su padre, esta ilustración fue útil para darle imagen a los cacahuates. Ante el éxito, productores de botanas mexicanos aprovecharon que Nakatani no patentó la elaboración del cacahuate y lo comenzaron a fabricar en masa.

➡️ Suscríbete a nuestro Newsletter y recibe las notas más relevantes en tu correo

Fue así como al despertar de la década de 1980 hubo un boom del consumo y venta del cacahuate japonés en México. Poco a poco, los Nakatani fueron relegados a los peldaños más bajos del negocio, situación que empeoró con la llegada, ahora, de marcas “patito”.

En 1943 era bastante común ver a fuera de una vecindad del barrio de La Merced, a muchas personas formadas para comprar la botana más popular del momento: unos cacahuates descascarados cubiertos por una capa tostada a base de trigo con soya.

Yoshihei Nakatani Moriguchi era quien fabricaba este sencillo manjar, un hombre originario de Japón con 33 años, se quedó sin trabajo cuando cerraron las compañías de su patrón en México, Heijiro Kato.

Te puede interesar: Conoce a Bobi, el perrito más viejo del mundo que ganó un récord Guinness

Estas clausuras fueron ordenadas por el gobierno mexicano después de señalar a Kato como un espía del imperio japonés (lo cual era bastante peligroso en la Segunda Guerra Mundial), así que otros japoneses lo enviaron de regreso a su país a través de un barco.

Cédula de ingreso de Yoshihei Nakatani Moriguchi a México. / Foto: Museo de Japoneses Americanos de la Ciudad de Los Ángeles

Antes de eso, su almacén llamado ‘El Nuevo Japón’, fue clausurado. En esos tiempos, era un fuerte competidor de El Palacio de Hierro y Liverpool; su fábrica de botones también fue cerrada, Yoshihei Nakatani también trabajó ahí.

Recientemente, Nakatani se había casado con una mexicana del barrio La Merced llamada Emma, con quien ya tenía hijos, por lo que no tener empleo era bastante preocupante para él.

Debido a la escasez, el matrimonio comenzó a fabricar muéganos, después inventaron una fritura de trigo y sal que fue nombrada “oranda”, y por último, decidieron crear una botana a base de cacahuate, soya y harina de arroz, aunque este último ingrediente no existía en el país, por lo que se empleó harina de trigo.

El matrimonio Nakatani. / Foto: Museo de Japoneses Americanos de la ciudad de Los Ángeles

El resultado fue todo un éxito, la gente se amontonaba afuera de la vecindad Calle de Carretones, barrio de La Merced, donde vivía Nakatani con su familia, a comprarle cacahuates al japonés. Rápidamente, se bautizaron como “cacahuates japoneses”, que hasta la fecha sigue intacto.

No sabían si el negocio iba a prosperar, por lo que aprovecharon la buena racha y la pareja dejó a sus hijos a cargo de la venta en la vecindad para promocionar su producto, envuelto en papel celofán. Los dueños de diversas dulcerías empezaron a hacer pedidas en grandes cantidades, algo que nunca se habrían imaginado.

Elvia, cuarta hija del matrimonio, dibujó una geisha en 1950 por encargo de su padre, esta ilustración fue útil para darle imagen a los cacahuates. Ante el éxito, productores de botanas mexicanos aprovecharon que Nakatani no patentó la elaboración del cacahuate y lo comenzaron a fabricar en masa.

➡️ Suscríbete a nuestro Newsletter y recibe las notas más relevantes en tu correo

Fue así como al despertar de la década de 1980 hubo un boom del consumo y venta del cacahuate japonés en México. Poco a poco, los Nakatani fueron relegados a los peldaños más bajos del negocio, situación que empeoró con la llegada, ahora, de marcas “patito”.

Local

Colectiva WomenonFire realiza actividades en conmemoración del 25N en SLP

Integrantes de la colectiva compartieron su perspectiva sobre la importancia de estas movilizaciones y las acciones necesarias para recordar a las víctimas de feminicidio y exigir justicia

Local

Por ley, Seguridad Privada en SLP deberá velar derechos humanos de las personas

El Congreso del Estado aprobó una iniciativa de reforma para establecer que los servicios de seguridad privada, tengan como eje central a la persona y sus derechos humanos

Local

Proyectan crear Comités de Seguridad Ciudadana en 13 Centros Comunitarios de SLP

La Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana capitalina planteó la necesidad de más de ellos en aquellos cuadrantes donde todavía no los hay

Soledad

Navarro busca que más de 800 mdp del presupuesto estatal sean para Soledad

Juan Manuel Navarro Muñiz detalló que "tenemos proyectos ambiciosos que beneficiarían enormemente a nuestra gente"

Local

Prodecon en SLP: 11 años de defender a los contribuyentes

Durante este tiempo se han logrado resolver controversias en favor de los contribuyentes como la suspensión de pagos de multas o devolución de saldos a favor

Local

De drenaje reparado a baches peligrosos: deterioro en calle Mitla preocupa a conductores

A menos de 6 meses de haberse reparado una fuga de aguas negras en la calle, ahora la zona presenta baches de gran tamaño y profundidad