Se estima que entre el dos y el cinco por ciento de la población infantil padece del trastorno del desarrollo del lenguaje a nivel mundial y una de las principales causas de este trastorno obedece a factores genéticos, resaltando que entre el 20 y el 40 por ciento de los niños afectados poseen antecedentes de discapacidades del lenguaje.
Los Trastornos del Desarrollo del Lenguaje, es una condición neurológica que incide en el desarrollo de las habilidades del lenguaje (comprensión y capacidad para expresar ideas y pensamientos), se manifiesta en los niños antes de los 4 años de edad que no tienen pérdida auditiva o discapacidad intelectual y puede prolongarse hasta la adolescencia, con posibles secuelas en la edad adulta.
Los signos o síntomas del trastorno del desarrollo del lenguaje, los puede identificar si se presenta un desarrollo limitado del vocabulario, dificultades de aprendizaje, dificultad para entender su nombre, la palabra "no" o instrucciones simples en el primer año de edad, dificultad para gesticular palabras, entre los 14 y 16 meses de edad; no puede responder preguntas básicas como qué, dónde o quién, a los 3 años de edad: manifiesta dudas o repeticiones en el habla, después de los 5 años de edad; incapacidad de contar una historia secuencial a los 5 años de edad, o puede presentar problemas de comportamiento.
En el Hospital del Niño y la Mujer se cuenta con Pediatría General, Neurología Pediátrica y las áreas de Terapia del Lenguaje y Psicología para el abordaje complementario y multidisciplinario de aquellos pacientes que tengan algún trastorno del desarrollo del lenguaje. Acudir a su centro de salud para recibir la referencia oportuna en caso de que su hijo(a) tenga alguna condición que pudiera relacionarse.
Se emiten recomendaciones para apoyar a personas afectadas por este trastorno, como mantener una comunicación estrecha y constante con el niño, lo que le permitirá aprender nuevas palabras; fomentar el hábito de la lectura mediante libros, cuentos y relatos infantiles, así como leer vallas y letreros en los supermercados, escuelas y vías públicas; cantar canciones y hacer rimas; fomentar hábitos de socialización con otros niños, mediante juegos y actividades; hacer preguntas al niño y escuchar sus respuestas, para fomentar la interacción verbal; establezca horarios para ver televisión, jugar con videojuegos y usar computadoras. Por otra parte, se recomienda mantener una buena nutrición durante el embarazo y la primera etapa de la infancia, así como el consumo de ácido fólico.