La reciente instalación de una rueda de la fortuna en la Alameda Juan Sarabia revivió el recuerdo de hace aproximadamente unos 57 años, cuando una rueda de la fortuna colapsó en el emblemático lugar, sembrando el pánico entre los asistentes y entre los habitantes de San Luis Potosí. Un incidente inusual para la tranquilidad que se vivía en la época.

En aquel entonces, El Sol de San Luis cubrió este trágico evento, así que volvimos a nuestros archivos para recolectar y recapitular los detalles de esa trágica noche.

Corría el año de 1966, específicamente un 12 de junio y numerosas familias potosinas salieron a disfrutar de su tarde de domingo en la Alameda, donde una rueda de la fortuna era una de las principales atracciones.

Grupos de familias, amigos y parejas, disfrutaban de la tarde/noche; quizás degustando algún algodón de azúcar, compartiendo unas palomitas y algunos otros subiendo a alguno de los juegos mecánicos instalados en el lugar.

Diez minutos antes de las 9 de la noche, un estruendoso sonido de sirenas alertó a la población. Centenares de personas abandonaron sus hogares al escuchar el potente ruido que provenía de la calle. Ambulancias de la Cruz Roja, patrullas de policía y el Cuerpo de Bomberos se desplazaban velozmente por las calles de Manuel José Otón, Plaza de Armas, Madero, Reforma y Venustiano Carranza, todos se dirigían al mismo lugar: la famosa Alameda Juan Sarabia.

El murmullo se propagaba por las calles, indicando claramente que se había producido un lamentable accidente en la ciudad. Una de las ruedas de la fortuna instaladas en la Alameda, se había desplomado.

Rápidamente la preocupación de los potosinos comenzó a expandirse, pues algunos tenían el temor de que entre las víctimas hubiera algún familiar suyo, la desesperación del momento hizo que rápidamente se trasladaran al Hospital Central y otros más a la Alameda Juan Sarabia, para cerciorarse de los nombres de los accidentados.

Rueda del “Infortunio”

Corrían las 8:30 de la noche; familias, hombres, mujeres, jóvenes y niños se divertían en los juegos mecánicos, en la escena todo era felicidad y alegría. Inesperadamente un gran destello iluminó gran parte del lugar; los cables de la energía eléctrica habían provocado un cortocircuito.

Después se escuchó un espantoso ruido y el crujir de los hierros del juego, la pesada rueda de la fortuna había pegado contra el suelo, poniendo en peligro la vida de los que estaban disfrutando de la hermosa vista de la capital desde las alturas y la de algunos de los que se encontraban transitando cerca de la instalación.

La escena era impresionante. Gritos de dolor, niños llorando, personas en el suelo inconscientes, algunas debajo de las enormes estructuras de hierro puro. Aún se podían observar algunos cortocircuitos en las líneas de energía eléctrica. 30 lesionados fueron los protagonistas de ese fatídico accidente.

Minutos después de la tragedia, las ambulancias de la Cruz Roja, iniciaron la tarea de trasladar a los heridos a la sala de emergencias del Hospital Central. Algunos otros eran trasladados a la Cruz Roja, y otros más al Instituto Mexicano del Seguro Social.

Mientras tanto, el cuerpo de Bomberos se encargaba del rescate de las víctimas. La tarea era difícil, pues tuvieron que romper algunas estructuras que actuaron como trampa para los heridos, además de que había millares de curiosos en la zona y algunos de ellos estaban preocupados buscando a sus familiares en el lugar.

Víctimas de la rueda de la Fortuna

En un espacio en el periódico titulado “Víctimas ”, se puede leer el listado completo de los protagonistas del terrible accidente, esto con el fin de que los familiares pudieran reconocer los nombres de los desafortunados y así pudieran localizarlos en el Hospital. En el recuadro se puede leer:

Miguel Palomares, 10 años de edad, sufrió golpes, lesiones en el rostro y grave fractura de la pierna derecha; Consuelo Bustamante, 27 años, lesiones leves en el brazo izquierdo; Elvira Téllez Pérez, 16 años, lesiones graves; Juana Ontiveros, 3 años, lesiones leves al igual que Teresa Castro de 14 años; Guadalupe Martínez, 18 años, muy grave; Teresa Rangel, 16 años heridas graves; Juana Rivera, 17 años, lesiones leves; María de los Ángeles Martínez, 16 años, lesiones de consideración;

Ernestina Espino, 30 años; Marta Téllez, 23 años; Rafael Ortiz, 30 años; María Gregoria Ortiz y un varón del que se desconoce su nombre, se encontraban al borde de la muerte.

Rosa Hernández, 16 años, lesiones leves; José Moreno, 17 años, grave; Guillermo Ibarra, 13 años, lesiones leves en la cabeza; Armando Castillo 15 años, lesiones leves; Eva Castañeda Salas, graves fracturas al igual que Olga López Morales.

Yolanda López Morales, fractura de consideración; Francisco Ramírez, grave; Ramón Luna Lara, 17 años, lesiones de consideración y Juana García, 17 años, grave con fracturas.

Así como Teresa Castro, grave; María Luisa Almendarez, lesiones graves; María Almanza Pérez, Ana María Castro y una dama desconocida, están delicadas.

“Sentí que todo se bamboleaba y sólo acerté a decir a mi compañera que se hiciera fuerte a fin de no resentir el golpe”. Relató Ramón Luna Lara, uno de los desafortunados pasajeros de una de las jaulas de la rueda, quien iba acompañado de Juana García. Ambos resultaron con graves heridas, las cuales ameritaron el traslado de urgencia al Hospital Central.

¿Qué provocó el atroz accidente de la rueda de la fortuna?

Entre las posturas que se virtieron en aquel momento, se encuentra la del comandante del Cuerpo de Bomberos, Víctor Benavente, quien encabezó una brigada de rescate y externó que la posible causa del accidente fue el mal estado de las estructuras y la negligencia por parte de los dueños de los juegos.

Antonio Rivera, quien manipulaba el juego al momento de ocurrir el accidente, señaló escuetamente que “lo hacía él porque el maestro había abandonado el lugar antes del accidente para una necesidad fisiológica”. Agregó que el accidente pudo haberse originado a consecuencia de que la rueda se encontraba mal sentada y las bases que sostenían el aparato estaban desniveladas.

Días después de los hechos, un joven pintor con su pequeño hijo en brazos se acercó a las oficinas de redacción de El Sol de San Luis para dar su testimonio. “Fue una irresponsabilidad de la empresa “Atracciones Azteca” (sic) la causa del terrible suceso”.

Agregó que un día antes, al pasar por el lugar, había escuchado a uno de los propietarios de los juegos decirle a sus empleados que apuntalaran la rueda, ya que se estaba balanceando de manera peligrosa.

Por otro lado, el propietario de las Atracciones García, José García, contestó para El Sol de San Luis que el hecho se debía a una falla mecánica del juego, se mostraba preocupado ante el hecho y no quiso entrar en más detalles, argumentando que su esposa se encontraba en mal estado como consecuencia de la impresión del terrible accidente.

Después de la trágica incidencia, el agente del Ministerio Público de ese momento, Jesús G. Leal Alatorre; y el jefe de la Policía Judicial, José Sacramento Arreguín, afirmaron en una entrevista para este medio que tomarían medidas necesarias contra los responsables.

Tanto el fiscal como el jefe policial ordenaron la suspensión de las operaciones en las instalaciones mecánicas mientras investigaban el paradero del empleado a cargo de la rueda de la fortuna y del mecánico con sus ayudantes, por lo que establecieron una vigilancia temporal en las instalaciones.

Aunque no pudieron precisar la causa del accidente de inmediato, se sospechaba de un posible mal trabajo en la construcción y de intervenciones inexpertas. Los funcionarios anunciaron la detención del propietario de la empresa para esclarecer la situación y determinar sus responsabilidades.