El glaucoma es una neuropatía óptica, crónica, progresiva, y suele ser bilateral, afecta al nervio óptico de forma estructural y funcional. Es causante de baja visión y, en etapas avanzadas, ceguera total.
Esta enfermedad puede afectar absolutamente a todos, simplemente por la raza y los altos índices de hipertensión, diabetes y factores hereditarios que tiene la población.
Se trata de la segunda causa de ceguera irreversible en México y en el mundo. Datos del Informe Financiero y Actuarial (IFA) del ISSSTE 2022 revelan que el organismo en el curso de un año atendió un millón 48 mil 700 pacientes con diabetes y un millón 271 mil 492 con hipertensión arterial, en personas mayores de 20 años, lo que equivale a una prevalencia de estos padecimientos en población derechohabiente de 9.8 por ciento y 11.9 por ciento, respectivamente.
En la Secretaría de Salud federal estiman que en nuestro país 1.5 millones de personas viven con esta enfermedad y 50 por ciento de ella, ignora que la padece, debido a que no presenta síntomas perceptibles.
Por eso se invita a hacer conciencia en la población de la importancia de acudir a revisiones periódicas con el oftalmólogo, por lo menos una vez al año en general. Y si hay algún factor de riesgo de los ya referidos u otros, como tener antecedentes de miopías elevadas o haber sufrido traumas oculares, lo mejor es acudir de dos a tres veces al año.
El objetivo es tomar presión intraocular y si es necesario, complementar con algún estudio de imagen, se pueden hacer tomografías del nervio, campos visuales, que justamente permiten evaluar tanto su estructura como su función. Si se hace un diagnóstico temprano y oportuno, se puede evitar que esto genere cambios en la visión y que pacientes lleguen a la ceguera total.
La pérdida de la visión causada por glaucoma se caracteriza por la reducción del campo visual, que es todo lo que vemos. Ese cambio va a ser desde la periferia hacia el centro, generando en etapas ya avanzadas un enfoque como si sr viera a través de un tubo. Esto es algo lento pero progresivo y puede llegar a la pérdida total de la visión que no se puede recuperar.
Después de los 40 años, todos tienen el riesgo de desarrollar esta enfermedad, a partir de los 60, va en aumento y se multiplica después de los 80 años. Si se suman factores de riesgo, hay que ser conscientes de que se va acumulando esa posibilidad de padecerla.
Existen dos tipos de glaucoma, el de ángulo abierto y el de ángulo cerrado. De estos, el primero es el más común y suele ser asintomático; por ello, en el ISSSTE insisten en informar las características de la enfermedad y la importancia de acudir a revisiones periódicas con profesionales capacitados.