- Preparemos nuestro corazón para recibir pronto al Salvador del mundo y nazca verdaderamente Jesús, en nuestro corazón
Éste Domingo 28 de Noviembre, da inicio el Adviento, Tiempo litúrgico que nos prepara para recibir con un profundo gozo espiritual, la Natividad de Nuestro Señor Jesucristo.
Los fieles católicos, nos preparamos espiritualmente durante cuatro semanas previas a la Navidad, para celebrar jubilosamente el nacimiento de nuestro Redentor.
Sin duda alguna es un tiempo muy propicio para manifestar y demostrar verdaderamente en nuestra vida cotidiana, el gran amor, cariño y afecto hacia nuestros seres más queridos, e incluso es ocasión de demostrar la fe y la caridad con aquellos con quienes hemos tenido una relación áspera y difícil.
Jesucristo, el Salvador de la humanidad, nace niño, inocente, transparente, para recibir nuestro amor y aceptación como nuestro Dios hecho Hombre, como nuestro Redentor y Rey.
La palabra Adviento (en latín: Adventus Redemptoris "Venida del Redentor") es el primer período del año litúrgico Cristiano, y consiste en un tiempo de preparación espiritual para la celebración del nacimiento de Cristo bendito. Su duración lo integran necesariamente los cuatro domingos más próximos a la festividad y gran solemnidad de la Natividad (celebración litúrgica de la Navidad).
El primer domingo de Adviento marca el inicio de la temporada Navideña.
Los fieles cristianos consideramos al Adviento como un tiempo de intensa oración y de profunda reflexión caracterizado por la espera vigilante —es decir, tiempo de esperanza y de vigilia—, de arrepentimiento, de perdón y de alegría.
En la Iglesia ortodoxa, el Adviento incluye una abstinencia estricta de ciertos alimentos, que invita a un ayuno estricto, conocido como el ayuno de la Natividad.
Con particularidades litúrgicas propias, prácticamente todas las Iglesias Cristianas históricas celebran este tiempo litúrgico del Adviento: la Iglesia católica, la anglicana, la Iglesia ortodoxa, las Iglesias protestantes (luterana, presbiteriana, metodista, etc.), entre otras.
Durante el Adviento, se coloca en las iglesias y también en algunos hogares, una corona de ramas de pino, llamada corona de Adviento, con cuatro velas, una por cada domingo de Adviento. Hay una pequeña tradición de Adviento: a cada una de esas cuatro velas se le asigna una virtud que hay que mejorar en esa semana, por ejemplo: la primera, el amor; la segunda, la paz; la tercera, la tolerancia y la cuarta, la fe.
Vivamos este tiempo de Adviento que está por comenzar, en plenitud de Vida Cristiana, guardando los preceptos de nuestro Padre Dios, confortados y fortalecidos con los Santos Sacramentos, con los que recibimos la fortaleza y pureza espiritual de Dios miseriordioso.
Demos claro ejemplo de amor y de fe, no sólo de palabra, sino también de obra, como lo hizo nuestra Madre, la Santísima Virgen María y nuestro Señor San José.
Vivamos las virtudes y vayamos de la mano de la Sagrada Familia de Nazareth.
Así sea.
Feliz inicio de Adviento!!.