Familiares, amigos y deportistas le dieron un emotivo "hasta luego" al finado Jorge Alberto "Ursus" Muñoz Remolina, a quien se le recordará siempre por su labor altruista para con los más necesitados, a través del deporte.
Al igual que en otras ocasiones cuando convocada a participar en las carreras atléticas que él organizaba o apoyaba, siempre con causas sociales, así "convocó" el ex futbolista profesional a su despedida en la Iglesia del Jardín de Tequisquiapam.
Ahí se dieron cita todos sus hermanos, primos, sobrinos, sus hijos Ursus e Imelda, sin faltar su adorada nieta Indra, amigos, ex futbolistas y atletas de carreras de ruta, y quienes alguna vez lo conocieron o apoyo, cerca de 200 personas presentes.
Fue un momento de reflexión para todos, para recordar algún pasaje donde Ursus, "El Gritón" los acompañó o apoyo, pues su calidad humana siempre fue enorme, incondicional cuando se le requería.
Todos sus sobrinos (as) y primos (as), ataviados con vestimenta en color blanco le dedicaron emotivos mensajes durante la homilía, uno de estos que arrancó lágrimas: "Puedes llorar, porque se ha ido o puedes sonreír porque ha vivido, puedes cerrar los ojos y rezar para que vuelva o puedes abrirlos y ver todo lo que ha dejado, tu corazón puede estar vacío porque no lo puedes ver o puede estar lleno de amor que compartes; puedes llorar, cerrar tu mente, sentir el vacío, dar la espalda o puedes hacer lo que le gustaría: sonreír, abrir los ojos, amar y seguir".
El Presbítero que oficializó la Misa de cuerpo presente también lo recordó y dio lectura a la nota que publicó El Sol de San Luis sobre su fallecimiento y reseña como futbolista, atleta y promotor del deporte en sus 69 años de vida de este gran potosino.
No podía faltar la guardia de honor de sus ex compañeros futbolistas al lado de su féretro, encabezada por Rolando Jiménez Turegano (su entrañable amigo), sin faltar el atleta master Francisco Muñiz, quien nunca faltó a las justas atléticas que organizaba "El Ursus", como le decía Don Panchito de 87 años de edad.
Y antes de que su ataúd partiera a su último destino, sus sobrinos y primos alrededor de el, encabezados por Jorge "George" Romo Muñoz gritó como lo hacía Ursus en las carreras atléticas cuando iniciaban, a todo pulmón ¡Vámonos!, para así decirle "hasta siempre".