Unas cuantas semanas de que terminara la temporada regular, nos encontramos con Carlos Miloc en aquel cuarto de utilería, del Estadio Plan de San Luis, ahí el técnico nos dio la terrible noticia, el San Luis se iba a vender.
Un tiempo más atrás, el empresario y dueño del Atlético Potosino, Don Miguel Valladares, había convocado a una conferencia de prensa para dar a conocer que se iba a construir un nuevo estadio, digno de la afición potosina que ahora tenía dos equipos en la Primera División.
El terreno y los planos ya se tenían, pues se trataba nada más y nada menos que del actual Estadio Alfonso Lastras.
Volviendo a la reunión con Miloc en aquel cuarto de utilería, el técnico nos dijo: “La directiva del Atlético Potosino quiere hacer el estadio para los dos equipos, pero van a ser ellos los dueños del estadio, mientras que el San Luis va a ser el arrimado, de modo que si ellos deciden un día aumentar la renta, van a tener al otro en su mano”.
Al mismo tiempo agregó Miloc: “Si el San Luis decide quedarse en el Plan de San Luis, los aficionados van a preferir irse con el equipo con estadio nuevo, de modo que lo mejor es que el equipo se venda y para esto ya hasta se tienen compradores, son un grupo de empresarios de Tampico”.
Fue así como inició la desaparición del equipo San Luis, que ya para entonces tenía asegurada su participación en la liguilla por el título, pero aquella liguilla se disfrutó con un sabor agridulce, pues mientras que por un lado se disputaba ser campeón, por el otro, ya se sabía que el equipo iba a desaparecer.
El san Luis fue un equipo muy querido, de grandes satisfacciones, con dos ascensos de segunda a primera, con uno de tercera a segunda y, sobre todo, un equipo de mucha entrega, de mucha garra, sin embargo, la reacción de los aficionados por tratar de que el equipo no se fuera, fue tibia, lo más que se vio, fue pasear un ataúd con el nombre de San Luis, en el último juego, que fue contra el Atlético Español, hoy Necaxa.
Mejor la rama de la Primera División tuvo una reacción al pronunciarse en contra de ese tipo de movimientos, pues dijeron que eso no se le debía de hacer a ninguna afición y al mismo tiempo dictaron una nueva ley, que decía que si un equipo cambia de sede, lo debería de hacer, mínimo, con seis meses de anticipación.
Diez años estuvo el San Luis en el futbol nacional, tres en la tercera División, luego estuvo uno en segunda y ascendió de inmediato a la Primera División en donde estuvo tres años, luego descendió y estuvo otros dos años en la Segunda y en su regreso al máximo circuito, estuvo solo un año.