El pasado 6 de junio del 2019, la historia le tenía algo reservado para Jonathan Javier Rodríguez, esa noche en el cuadrilátero instalado en el Centro de Convenciones Azul en Zihuatanejo, enfrentó a Felipe Orucuta, al cual noqueó en el décimo asalto al mexiquense y coronarse como nuevo campeón Internacional Súper Mosca de la WBC.
“Estoy orgulloso de conseguir el campeonato internacional, aun no me cae el 20, sigo con la misma hambre de conseguir un título del mundo y hay que seguir con ese deseo de conquistar buenos resultados” comentó Rodríguez.
El boxeo lo trae en la sangre, heredado de su padre el sr Salvador Antonio Rodríguez, “Titán” comenzó a caminar en los cuadriláteros a los 11 años “mi papá era boxeador profesional y él fue el que me inició en este deporte, así que un día me subí a jugar, pero pronto comencé a disciplinarme y aquí están los resultados.”
Su evolución fue progresiva y sólida, teniendo un gran paso en Olimpiada Nacional y que ahora lo tienen encumbrado como una de las futuras promesas del deporte de los puños en México “comencé en torneos estatales, después pasamos a regionales y nacionales, y se me dio la oportunidad de debutar como profesional.”
Fue precisamente en la Olimpiada Nacional 2013 en el Centro de Convenciones de Rosarito, Baja California, donde se ganó el mote que lo caracteriza “fue un entrenador cubano el que me lo puso, se acercó y me dijo: ese chamaco pelea como un Titán; a partir de ahí ese es mi sobrenombre”, dijo el boxeador
Pero la vida con dentro del boxeo le tenía guardado su destino, ya que toda su familia está ligada a este deporte “mi esposa, mis suegros, mi familia, todos están dentro del boxeo, aquí todos entrenamos y pues todos están acostumbrados a ver las peleas”, comentó.
Siempre con un objetivo fijo, “Titán” no pierde los pies del piso pues sabe que es el objetivo para alcanzar sus metas “hay que ir siempre con la sencillez y la humildad que nos caracteriza, voy en busca de grandes cosas, pero siempre recordando de dónde venimos.”
Tal vez el destino de los puños ya estaba marcado para él, pero de no ser así “me hubiera gustado ser abogado, pero me gustaron los golpes, creo que ya estaba marcada mi historia”.