/ domingo 5 de mayo de 2019

[Crónica] El aficionado doce listo para la "Batalla de San Luis"

Un total de 25 mil 709 aficionados es el cupo oficial del estadio Alfonso Lastras Ramírez, aunque seguramente había muchos más ahí presentes

Aún y cuando las puertas estaban cerradas, decenas de aficionados ya deambulaban en los alrededores del estadio Alfonso Lastras Ramírez de la colonia Valle Dorado, en espera de entrar al recinto donde se escribiría la historia.

Martín Báez | El Sol de San Luis

Niños, jóvenes, adultos y personas de la tercera edad, de todos los estratos sociales se mezclaban entre sí, la mayoría ataviados con sus playeras rojas, las que dominaban, pero sin dejar de lado las auriazules, amarillas, verdes, rosas, azules y hasta las salmón que hace algunas temporadas eran la moda.

¡A volver, a volver, vamos a volver!, cantaba un grupo de jóvenes, "milennias" que con sonrisa a flor de piel, mostraban su alegría y optimismo de que se lograría el esperado campeonato, y ascenso directo, el primero que vivirían porque eran unos bebés cuando se alcanzó el último de la mano del técnico Carlos Reinoso en junio de 2004.

"Por fin ya abrieron, córrele papá", gritó un jovencito con playera amarilla del Atlético de San Luis, cuando los vigilantes del estadio empezaron a abrir las enormes puertas del inmueble a las 5 de la tarde, para que accedieran los miles de aficionados, hasta que se completaran los más de 25 mil que abarrotarían las gradas y butacas en un domingo especial.

Así el "batallón" de aficionados empezó lentamente a copar las rampas de acceso para llegar a sus lugares y desde ahí apoyar con todo a los "Colchonero Potosinos", todos con un mismo objetivo: unirse en torno al equipo para derrotar al rival; como aquel ejército mexicano dirigido por Ignacio Zaragoza, que bien unido, enfrentó a su similar francés un 5 de mayo de 1862, hace exactamente 157 años, y lo venció en tierras poblanas, en una fecha histórica para nuestro país.

Pero a diferencia de aquel enfrentamiento, aquí las "armas" que portaban los asistentes, no eran más que porras, aplausos, cánticos y gritos hasta quedarse afónicos, para amedrentar al rival, "ya en el terreno de juego el equipo sabe hacer lo suyo", esbozó un aficionado de unos 50 años, ya con cerveza en mano.

El tiempo transcurría, apenas el reloj pasaba las 5:30 de la tarde y faltaban dos horas y media aún para la patada inicial. Pero eso no importó, las porras de ¡San Luis, San Luis, San Luis! se escuchan en todos los rincones, algunos de pie, otros sentados, otros más en los puestos de comida o bebida, pero haciendo eco junto al resto.

Poco a poco las tribunas se fueron poblando hasta que una antes de que iniciará el cotejo final, el coloso de Valle Dorado estaba totalmente repleto, lleno, aunque seguían entrando aficionados, ¿sobrecupo?, claro que sí, la ocasión no para menos, pues muchos hicieron su agosto en mayo.

Martín Báez | El Sol de San Luis

El tiempo no perdona y a escasos minutos del arranque salieron los equipos a calentar, los aplausos al equipo local no se hicieron esperar, las porras y cánticos, el "Batallón de San Luis" integrado por miles de jugadores número doce estaba listo para el arranque, aunque antes dio muestras de ser una gran afición, con el vistoso mosaico en color rojiblanco, al cual se unió todo el estadio, todas las zonas, todos en un mismo sentir, para mostrarle al país que somos de primera. Vaya momento que se vivió para quienes estábamos ahí presentes, junto con los Honores a la Bandera.

Después los equipos ingresaron al vestidor, para en minutos saltar a la cancha e iniciar el protocolo y después la guerra deportiva, pero esa es otra historia. Ya dije.

Aún y cuando las puertas estaban cerradas, decenas de aficionados ya deambulaban en los alrededores del estadio Alfonso Lastras Ramírez de la colonia Valle Dorado, en espera de entrar al recinto donde se escribiría la historia.

Martín Báez | El Sol de San Luis

Niños, jóvenes, adultos y personas de la tercera edad, de todos los estratos sociales se mezclaban entre sí, la mayoría ataviados con sus playeras rojas, las que dominaban, pero sin dejar de lado las auriazules, amarillas, verdes, rosas, azules y hasta las salmón que hace algunas temporadas eran la moda.

¡A volver, a volver, vamos a volver!, cantaba un grupo de jóvenes, "milennias" que con sonrisa a flor de piel, mostraban su alegría y optimismo de que se lograría el esperado campeonato, y ascenso directo, el primero que vivirían porque eran unos bebés cuando se alcanzó el último de la mano del técnico Carlos Reinoso en junio de 2004.

"Por fin ya abrieron, córrele papá", gritó un jovencito con playera amarilla del Atlético de San Luis, cuando los vigilantes del estadio empezaron a abrir las enormes puertas del inmueble a las 5 de la tarde, para que accedieran los miles de aficionados, hasta que se completaran los más de 25 mil que abarrotarían las gradas y butacas en un domingo especial.

Así el "batallón" de aficionados empezó lentamente a copar las rampas de acceso para llegar a sus lugares y desde ahí apoyar con todo a los "Colchonero Potosinos", todos con un mismo objetivo: unirse en torno al equipo para derrotar al rival; como aquel ejército mexicano dirigido por Ignacio Zaragoza, que bien unido, enfrentó a su similar francés un 5 de mayo de 1862, hace exactamente 157 años, y lo venció en tierras poblanas, en una fecha histórica para nuestro país.

Pero a diferencia de aquel enfrentamiento, aquí las "armas" que portaban los asistentes, no eran más que porras, aplausos, cánticos y gritos hasta quedarse afónicos, para amedrentar al rival, "ya en el terreno de juego el equipo sabe hacer lo suyo", esbozó un aficionado de unos 50 años, ya con cerveza en mano.

El tiempo transcurría, apenas el reloj pasaba las 5:30 de la tarde y faltaban dos horas y media aún para la patada inicial. Pero eso no importó, las porras de ¡San Luis, San Luis, San Luis! se escuchan en todos los rincones, algunos de pie, otros sentados, otros más en los puestos de comida o bebida, pero haciendo eco junto al resto.

Poco a poco las tribunas se fueron poblando hasta que una antes de que iniciará el cotejo final, el coloso de Valle Dorado estaba totalmente repleto, lleno, aunque seguían entrando aficionados, ¿sobrecupo?, claro que sí, la ocasión no para menos, pues muchos hicieron su agosto en mayo.

Martín Báez | El Sol de San Luis

El tiempo no perdona y a escasos minutos del arranque salieron los equipos a calentar, los aplausos al equipo local no se hicieron esperar, las porras y cánticos, el "Batallón de San Luis" integrado por miles de jugadores número doce estaba listo para el arranque, aunque antes dio muestras de ser una gran afición, con el vistoso mosaico en color rojiblanco, al cual se unió todo el estadio, todas las zonas, todos en un mismo sentir, para mostrarle al país que somos de primera. Vaya momento que se vivió para quienes estábamos ahí presentes, junto con los Honores a la Bandera.

Después los equipos ingresaron al vestidor, para en minutos saltar a la cancha e iniciar el protocolo y después la guerra deportiva, pero esa es otra historia. Ya dije.

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