Fenómeno inevitable en la historia humana, laglobalización supone el acercamiento a través delintercambio de bienes y productos, información, conocimientosy cultura.
A pesar de que ha significado un catalizador y una consecuenciadel progreso humano, uno de los puntos que ha sido tanto alabadocomo cuestionado, ha sido la integración económica, lacual supone la reducción de obstáculos, como losaranceles de importación, y la apertura a la inversión yal comercio con el resto del mundo.
En este rubro estaría insertado el Tratado de LibreComercio de América del Norte (TLCAN), el cual, desde supuesta en marcha en 1994, permitió reducir los costos parapromover el intercambio de bienes entre los tres paísesintegrantes: Estados Unidos, México y Canadá.
¡Échale un ojito!
Desde su implementación, el TLCAN estuvo en el ojo delhuracán; si bien trajo consigo muchos beneficios tambiénperjudicó algunos sectores, como el agrícola enMéxico, además de causar pérdidas masivas de empleoen el sector manufacturero en Estados Unidos, ya que muchascompañías instalaron sus ensambladoras en nuestropaís, atraídas por la mano de obra barata.
Hasta el momento, no había registro o antecedentes sobreuna revisión, renegociación o modernización delacuerdo comercial, hasta que, durante la campaña electoral, elactual presidente de Estados Unidos, Donald Trump, adelantóque buscaría renegociar el TLCAN con el gobiernode México y que de no lograr algo satisfactorio paralos intereses de su país, su gobierno se podríaretirar.
Como no hay fecha que no llegue ni plazo que no se cumpla, apartir de agosto de este año comenzaron una serie de rondasdonde los equipos negociadores de cada país buscaránmodernizar y “ajustar” el TLCAN a los tiempos que seviven.
Ganancias en cuatro ruedas
Quizá la industria que más se ha visto beneficiada fuela automotriz, en especial, en territorio nacional. En 1994,México tenía 13 plantas ensambladoras; en la actualidad,suman ya 32, las cuales generan más de 550 mil empleosdirectos, según cifras de la Asociación Mexicana de laIndustria Automotriz (AMIA).
El beneficio que obtuvo el país vecino fue que, trasladandosus plantas de producción, se podía generarautomóviles con insumos y mano de obra más barata que enla Unión Americana, lo cual se reflejaría en el precio deventa y beneficiaría a otro sector importante: el de lasautopartes.
Ante la falta de resultados inmediatos en la renegociacióndel TLCAN, el mandatario estadounidense lanzó un cambio en lasreglas de origen para que las automotrices se vean obligadas aincrementar las autopartes provenientes de la región del 62.5a 85 por ciento, del cual el 50 por ciento deberá ser deEstados Unidos.
¿Y las consecuencias?
De no ser aceptada esta propuesta y ante la advertencia deDonald Trump de poner fin al TLCAN, se perderían alrededor de50 mil empleos y las empresas deben pagar aranceles más altospor enviar productos a México y Canadá.
Por si fuera poco, resultaría en una reversión ysujetarse a las normas de la Organización Mundial de Comercio(OMC). Si bien, a nuestro país le iría mejor por el hechode cobrar aranceles más altos que Estados Unidos, se corretambién el riesgo de que más producción emigre apaíses con costos de mano de obra más baratos como puedeser China, restando competitividad a los países de este bloquecomercial.