La mojiganga, en su origen, fue una farsa representada con máscaras y disfraces típicos en las fiestas públicas de raíz carnavalesca. Consistía en un texto breve en verso, de carácter cómico-burlesco y musical, que adquirió rango de género dramático menor del Siglo de Oro español.
En los corrales de comedias, las mojigangas eran desfiles de actores que bailaban disfrazados al son de una música estrepitosa. Así se ponía fin al espectáculo.
Tipos
Existen dos tipos básicos: las parateatrales, de inspiración más popular y carnavalesca, a veces con intervención de actores caracterizados como animales, y las mojigangas dramáticas. Dentro de estos tipos, a su vez, pueden diferenciarse:
mojigangas parateatrales sin argumento
mojigangas parateatrales con argumento
mojigangas dramáticas para Carnaval
mojigangas dramáticas para Cuaresma
mojigangas dramáticas para Corpus
mojigangas dramáticas para Navidad
mojigangas dramáticas para fiestas regias
Evolución histórica
Se ha propuesto que el término mojiganga tenga su origen en la boxiganga o en las compañías de bojiganga del teatro ambulante de los siglos XVI y XVII (una de las ocho que enumera Agustín de Rojas Villandrando en su libro El viaje entretenido). Y que, con el tiempo y gracias a la popularidad de estas mascaradas grotescas, el género acabó invadiendo el espacio del entremés barroco. Así, la llamada mojiganga entremesada fue, a partir de mediados del siglo XVII, la pieza dramática breve por excelencia.
Cultivadores del Género
Entre los cultivadores del género, destacaron: Pedro Calderón de la Barca (La mojiganga de las visiones de la muerte), Juan Vélez (Mojiganga de las figuras), Simón Aguado (Mojiganga de las niñas de la Rollona), Vicente Suárez de Deza, Francisco Monteser, Alonso de Ayala y Manuel de León Marchante, entre otros. También cultivaron el género Francisco de Quevedo y Pedro de Quirós.
Te recomendamos el podcast ⬇️