Hay que recordemos que el patrimonio se divide en tangible e intangible, y dentro de esas diferentes ramas del patrimonio cultural esta esta la sección sobre el paisaje cultural, destacó el maestro Víctor Manuel Rangel García, coordinador de la Licenciatura en Diseño Urbano y del Paisaje de la Facultad del Hábitat de la UASLP.
El experto urbanista platicó que el tema de zonas de valor de paisaje cultural está dentro del término conocido como patrimonio cultural, y dentro de esta unidad de paisaje se puede ubicar la zona huichol en Real de Catorce, donde el entorno natural es parte de esta perspectiva cultural.
Mencionó que recientemente una revista especializada publicó un listado de los pueblos mágicos a nivel nacional y, precisamente, San Luis Potosí, destaca entre los primeros lugares, por ello hay que apreciar este tipo de paisajes y buscar su preservación.
“En este patrimonio cultural entrarían los centros históricos, los cascos de haciendas uno de los ejemplos tangibles es en el municipio de Xilitla, el jardín surrealista de Sir Edward James, con el valor artístico agregado. Ese tipo de protecciones que, a nivel cultural, a veces se considera a las áreas naturales protegidas o elementos visibles, por lo que también estos elementos de paisaje vienen a formar parte del contexto de hacer ciudad”.
Sobre cómo se deben proteger estas zonas, Rangel Martínez dijo que precisamente aquí es donde entran los programas de desarrollo urbano, “estas zonas se delimitan a efecto de que como forman parte del paisaje cultural y natural no se modifiquen, un ejemplo es el Área Natural Protegida Parque Urbano Paseo de la Presa, entorno que en los planes de desarrollo urbano debe tener restricciones a construcción”.
En este listado deben agregarse sitios turísticos frecuentados que cuentan con características particulares, como la Media luna, en Rioverde; zonas de cascadas como: Tamasopo, Puente de Dios, sitios con valor turísticos a rescatar y preservar; Sótano de la Golondrinas, e incluso la Sierra de San Miguelito.
Apuntó que “es importante retomar estos términos de valor del paisaje. Igualmente, en riquezas intangibles como la comida, que se incorpora como un valor gastronómico del estado, con beneficio para el turista, al igual que la música”.