Imponente fervor se pudo constatar en la magna Festividad-solemnidad en honor a Nuestra Señora de la Asunción, hermosa Virgen que se venera en Catedral bajo esta advocación, con un quincenario de Misas y Rosarios que se realiza del 1 al 15 de Agosto.
En la arquitectónica y hermosa Catedral metropolitana potosina se celebró la Festividad de la Asunción de la Santísima Virgen María a los Cielos, cuarto Misterio Glorioso del Santo Rosario, la cual fue presidida por el Arzobispo Emérito de San Luis Potosí, Monseñor Jesús Carlos Cabrero Romero, quien fue recibido por algunos miembros del Honorable Cabildo Catedralicio, encabezados por el Pbro. Francisco Javier Espinoza Ayala, Rector, Ceremoniero y Liturgo de la S.I. Catedral, y titular de la Pastoral Litúrgica de la Arquidiócesis Potosina, quien preparó un amplio programa religioso y cultural, para honrar a la Madre de Dios como se merece, como fue un recital poético-musical que se ofreció previo a la magna festividad.
Monseñor Cabero, enalteció el dogma Mariano de la Asunción de la Santísima Virgen María a los Cielos, que nos hace recordar que si seguimos el ejemplo de Nuestra Madre Santísima, algún día, nuestro Padre Dios nos hará habitar con Ellos en la gloria eterna, donde ya no habrá más tristeza ni dolor, donde ya nadie estará triste ni tendrá que llorar.
El desbordante fervor, profundo regocijo y evidente amor Mariano, se dejó sentir, pues muchos son los fieles que gustan de honrar a nuestra Madre Santísima en esta hermosa advocación, que se celebró el pasado 15 de Agosto, día en que se clausuró el Quincenario, el cual ya es toda una tradición.
Nuestra Señora de la Asunción fue honrada por cientos de fieles que llenos de evidente y jubilosa fe, veneraron a la Virgen-Madre, ofreciéndole sus penas, lágrimas, tristezas, enfermedades del alma y del cuerpo, soledades, adversidades, situaciones complejas y sufrimientos, y problemas de toda índole, sin dejar de agradecerle, desde luego, los favores, gracias y bendiciones concedidas, que también son muchas, pues Ella nunca deja nuestras súplicas sin escuchar, otros le pidieron su ayuda, su protección, intercesión y sus bendiciones para enfrentar la vida y vivir el Evangelio de amor y felicidad plena que nos enseña su Hijo Jesucristo.
El Arzobispo Emérito exhortó a los fieles a vivir de la mano de María Santísima, nuestra dulce Madre. Indicó que la Virgen-Madre subió al Cielo porque le dio el “SÍ” definitivo a Dios nuestro Señor, no tuvo miedo para entregarse en cuerpo y alma al servicio del Señor, y fue la primera en seguir las huellas evangélicas de Su Hijo Jesucristo; fue la primera en aceptar Su Palabra de Vida Eterna y vivir el Evangelio con alegría y suma fidelidad, con un Sí decisivo, no vacilante.
“No le tengamos miedo al Evangelio, abrámosle el corazón al Señor, que todo nuestro ser, toda nuestra persona, nuestras cualidades, virtudes, dones y carismas sean para bien de nuestra Iglesia, pongamos nuestras virtudes y dones al servicio del Señor, así lo hizo María nuestra Madre y alentó a los Discípulos a ser perseverantes en la fe y a dar su vida por Cristo cada día de su vida”.
“Si somos perseverantes en la fe y en vivir el Evangelio de forma auténtica, llegaremos al Cielo como María nuestra dulce Madre, quien fue Asunta al Cielo por obra y gracia de Dios, pues Ella cumplió fielmente Su Palabra. Pidámosle fervientemente que nos libre de toda tentación y trampa del maligno, para ascender al Cielo, al igual que Ella. Pidámosle que nos permita vivir en santidad y que nos fortalezca para vivir en pureza de alma, mente, cuerpo y corazón, sobre todo ahora que se han perdido tantos valores, en un mundo tan lastimado por el pecado del hombre”.
Pidámosle que interceda para tener un mundo más justo, con familias cristianas unidas por el amor, el perdón, la paz y la comprensión.