Con desbordante regocijo espiritual se celebró la magna Festividad de Nuestra Señora de los Remedios, con solemne concelebración Eucarística, presidida por el Arzobispo Emérito de San Luis Potosí, Mons. Luis Morales Reyes, quien acompañado del Pbro. Rubén Pérez Ortiz, del Vicario Adscrito, José Inés Galván Govea y de más Sacerdotes que con gran regocijo espiritual se unieron a esta magna Festividad Mariana.
La hermosa Virgen fue venerada con evidente fervor por Sacerdotes y fieles del Barrio de Tequis, durante el novenario que se le dedicó en su honor para honrarla y enaltecerla como Madre del verdadero Dios por Quien vivimos, por lo que se preparó un programa muy especial con Misas especiales con Unción de Enfermos y Confirmaciones, Rosarios, peregrinaciones y recorridos con marmotas y musica tradicional.
La mañana del 08 de Septiembre se le entonaron las tradicionales "Mañanitas" con Mariachi, y por la noche pirotecnia y la emotiva Misa solemne en la que los fieles participaron con profundo fervor.
En su sabia homilía, Mons. Luis Morales Reyes dijo:
No olvidemos que Dios accede a las peticiones de Su Madre, por eso no debemos dejar un solo día en pedirle su intercesión.
El mismo Jesucristo nos la entregó como Madre y es ahora nuestra intercesora y nuestro remedio a nuestras necesidades y problemas.
Nuestra Madre Santísima nos visita como visitó a su Prima Santa Isabel.
Ella infinidad de veces va con Su Hijo a visitar el remedio de nuestras penas
Le dice a Su Hijo Jesús: "Mis hijos e hijas están enfermos, tristes, deprimidos, tienen problemas, requieren nuestro remedio".
Ella escucha nuestras súplicas para darnos el remedio.
Pero no hay que olvidar que el Remedio auténtico es Su propio Hijo, Jesucristo; acudamos a Él.
Por eso la Virgen en las Bodas de Caná, les dijo a lo anfitriones:
"Hagan lo que Él les diga".
"Jesús es el gran remedio en nuestras penas".
"Renovemos nuestra fe en Cristo, escuchémoslo y amémoslo y veremos nuestras penas remediadas".
"Haz lo que Mi hijo te diga", nos dice la Virgen.
"Ella nos arropa con su manto. Dejémonos arropar por Ella. Seamos mejores Discípulos y Misioneros de Cristo".
"Ayúdanos Madre nuestra, en las adversidades, en las enfermedades, en mi enfermedad del alma, que es mi egoísmo, mi dureza de corazón, mi insensibilidad hacia los demás, porque a veces estamos más enfermos del alma que del cuerpo".
Digámosle:
"Ven a curar mi corazón insensible para yo curar a mis hermanos".
"Sólo Jesús y María Santísima, nos ayudan a remediar nuestras grandes enfermedades físicas, espirituales y necesidades materiales y mantienen unidas a nuestras familias, libres de odios, chismes, malos entendidos, venganzas, división y rencores".