Se invita al público a conocer el Museo Nacional de la Máscara, donde se localizan ejemplares de máscaras de la Danza de Jardineros, realizadas con tela de manta sumergida en cera de abeja y posteriormente pintada.
La técnica de elaboración de este tipo de máscaras proviene de la fusión de técnicas indígenas de Oaxaca con la europea, las cuales subsisten gracias a los talleres familiares de cerería, ya que diversas culturas prehispánicas ya producían miel y cera criando abejas nativas (Melipona beecheii y Scaptotrigona mexicana) que a diferencia de la especie europea (Apis mellifera) no tienen aguijón. En la época del virreinato, la demanda de la cera se extendió ampliamente para la elaboración de cirios, velas, veladoras, figuras, exvotos, altares y retablos.
Durante la Danza de Jardineros estas máscaras de finos detalles, pálidas, con ojos de color claro, cabellos dorados y coronas metálicas, representan a personajes europeos que son interpretados por hombres que hacen tanto los papeles masculinos como femeninos.