El “Viernes de Dolores” o “Viernes de Pasión”, es el viernes anterior al Domingo de Ramos, comprendido dentro de la última semana de la Cuaresma, conocida por la Iglesia como Semana de Pasión.
Los católicos manifiestan su fervor religioso en la celebración de los siete Dolores de Nuestra Señora, incluyendo por ejemplo en la liturgia de la Misa la secuencia del Stabat Mater.
En algunos lugares se le denomina Viernes de Concilio, el cual es tomado como día de ayuno y abstinencia, quedando proscrito el consumo de carnes.
Esta antigua celebración mariana tuvo mucho arraigo en toda Europa y América, y aún hoy muchas de las devociones de la Santísima Virgen del tiempo de Semana Santa, tienen su día festivo o principal durante el Viernes de Dolores, que conmemora los sufrimientos de la Madre de Cristo durante la Semana Santa.
La Santa Sede y las normas del Calendario Litúrgico contemplan que, en los lugares donde se tenga fervorosamente fecunda la devoción a los Dolores de María y en sus calendarios propios sea tenida como fiesta o solemnidad, este día puede celebrarse sin ningún inconveniente con todas las prerrogativas que le son propias.
Algunas de las manifestaciones de estos días son misas, peregrinaciones y procesiones de la Virgen Dolorosa, además del rezo del Rosario y de la meditación del Viacrucis.