Se invita al público a realizar un recorrido virtual por el Museo Nacional de la Máscara y conocer una representación de una de las danzas más representativas de México, como lo es la “Danza de Cúrpites”, que se ejecuta en el Estado de Michoacán.
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A principios del Siglo XX, la danza se iniciaba en los campos agrícolas y coincidía con el fin de las cosechas de noviembre y diciembre.
Antiguamente solo existían los Cúrpites feos con máscaras hechas de madera, talladas y mal trabajadas que representaban animales del monte, como los tlacuaches o coyotes. La aparición de los Cúrpites feos se daba el 22 de diciembre –solsticio de invierno-.
Los habitantes de San Juan, Nuevo Parangaricutiro, adoptaron un vestuario vistoso y lleno de significaciones, así apareció una danza paralela. La danza de los Cúrpites bonitos que no desplazó a los Cúrpites feos.
La danza es la escenificación del pasaje bíblico que se refiere a Cristo que se perdió cuando tenía 12 años de edad y sus padres José y María tuvieron que buscarlo. Los Cúrpites colaboran con la “Maringuia” (hombre vestido de mujer que representa a la Virgen María y el Tarépiti el viejo o señor grande que representa a San José en la angustiosa búsqueda del niño.