El tratamiento de escombros tras un terremoto como el del pasado19 de septiembre en México exige disponer de una guíapara el manejo de residuos para casos de desastres naturales.
Esta guía evitaría quelos fenómenos naturales se conviertan en desastres, dijo a EfeSandra Herrera Flores, experta en manejos de residuos y asesoraPrincipal para el Programa de Gestión Urbano- Industrial de laCooperación Alemana para el Desarrollo Sustentable enMéxico (GIZ).
Con los derrumbes y demoliciones se generaron residuos deconstrucción de manejo especial, los cuales requieren unarigurosa estrategia de acción en su tratamiento para evitarimpactos en la salud de la población y ambiental, tanto delsuelo como del agua.
En consecuencia, la Secretaría de Medio Ambiente y RecursosNaturales (Semarnat) presentó sus "Criterios para el manejo delos residuos de construcción y demolición" , queincluyen la ubicación, operación, saneamiento y clausurade sitios para disposición final, aprovechamiento y reciclajede residuos.
Sin embargo, Herrera señala que aunque había unasituación de emergencia, "lo ideal hubiera sido que secontara ya con un plan específico que indicara un protocolo dequé hacer antes, durante y después del sismo" porparte de Protección Civil, la Secretaría de ObrasPúblicas y los encargados de permisos de limpia.
Resalta la importancia de los mapas de riesgo: "Siaquí se hubiese trazado un mapa de riesgo, de antemanosabrían qué laboratorios químicos o quéindustria asentada en la Ciudad de México pudieran tenerresiduos peligrosos y cómo tratarlo".
Agregó que en ciudades y estados las guías de manejode residuos en situaciones de desastre no son una prácticahabitual, aunque ya se han trabajado anteriormente con gobiernosestatales como medida de prevención.
Estas guías permitirían anticipar la ubicación demateriales de alto riesgo, identificar sitios a dónde llevarlos residuos, planificar su separación y manejoespecífico, y posteriormente dar saneamiento a estos sitiosconfinados.
"Lo que me preocupó es saber a dónde sellevarán los residuos", advierte Herrera porque"independientemente del lugar, lo importante es protegerhumedales, barrancas, causes de los ríos, manglares,áreas naturales protegidas" y ubicarlos mínimo a 500metros de distancia de un cuerpo de agua.
Además, los sitios destinados a los residuos de lasdemoliciones deben ser vigilados para que "de ninguna manerase conviertan en basurero a cielo abierto".
Sugiere que en todo caso se destinen como lugares deconfinamiento solo para residuos de la construcción, loscuales pueden reutilizarse en sub-base en caminos yestacionamiento, construcción de andadores o ciclopistas,banquetas, guarniciones, entre otros.
También deben controlarse los residuos peligrosos de lascasas derrumbadas como limpiadores, químicos, baterías yequipo de computo, telefonía electrodomésticos,colchones, estos últimos considerados residuos de manejoespecial y voluminosos por la Norma Ambiental para la Ciudad deMéxico.
Herrera destacó igualmente la importancia de pensar en unaestrategia de otorgamiento de vivienda para todos los damnificadosen dos fases: una temporal con materiales reciclables y "unadefinitiva que garantice calidad de la vivienda que sea ad hoc asus costumbres y a su medio ambiente y que les permita una vidadigna".