Ximena Cervantes Díaz, fotógrafa potosina quien participó en la primera subasta de criptoarte en América Latina por la casa de subastas Morton, nos comparte su experiencia
En la era Covid-19 el mundo del arte ofrece una visión un tanto pesimista si se mantiene la nostalgia de las galerías y los museos, que siguen con restricciones debido a la incertidumbre que origina el acelerado aumento de casos y el surgimiento de nuevas variantes; en su lugar, las herramientas digitales operan y abren un nuevo espectro de posibilidades para los artistas e inversores de este nicho, como es el caso de los NFT.
Los NFT (token no fungible por sus siglas en inglés) son certificados digitales de propiedad que han tomado fuerza los últimos años, para ser más precisos durante los años de pandemia por Covid-19. Con estos certificados los y las artistas pueden comercializar sus obras en un mercado global, en el que anteriormente era difícil posicionarse.
Para conocer más de este tema, Ximena Cervantes Díaz, fotógrafa potosina quien participó en la primera subasta de criptoarte en América Latina por la casa de subastas Morton, nos comparte su experiencia, junto a las ventajas de esta nueva forma de comercializar el arte.
“Todo es enefetizable”, nos dice Ximena; desde un gif, un meme, una colección de Tweets, y hasta una obra de arte pueden venderse bajo el título de NFT. Hace casi una década el famoso gif “Nyan Cat” se vendió por $580.000 dólares, y aunque este ya había sido descargado y reproducido millones de veces por la web, el título de NFT le dio a su comprador la garantía y el certificado de poseer la obra única y original, con lo que se vuelve un bien perfecto para que un inversor acumule capital.
En el caso de la artista potosina, su fotografía artística que se posiciona dentro del concepto del autorretrato y el autodescubrimiento, fue adquiriendo valor en cuanto se desenvolvió en la comunidad del criptoarte, en el que rápidamente su talento fue captado, para después ser invitada a exponer sus obras en galerías físicas como el Ars Electrónica Festival en Nueva York y la NFT Art Week en Beijing y la Ciudad de México.
Hasta el momento, Ximena ha vendido alrededor de 17 obras dentro de subastas y compra-venta bajo el formato de NFT. Para ella, es más accesible que alguien del otro lado del mundo compre una de tus obras que dentro del propio estado, e incluso en México, ya que no hay campo de divisas en el mundo de las criptomonedas, además, el trabajo del artista alcanza un panorama internacional.
Para aquellos que temen en el formato de los NFT por pensar que al vender su obra pierden los derechos de reproducción de esta, Cervantes nos dice lo contrario, pues nos asegura que dentro del contrato inteligente de las plataformas no se ceden los derechos de autor y que estos le pertenecen y pertenecerán siempre al creador, lo único que se vende al que compra es el certificado de la edición de una obra, el cual al revender tendrá que retribuir un porcentaje que va desde el 10% al dueño original.
En San Luis Potosí ya hay muchos jóvenes artistas que ven en los NFT la posibilidad de vivir de su arte, lo cual no cierra las puertas de exponer en presencial, pero sí les permite acceder al mercado global del arte, donde usan esta herramienta para sostenerse y seguir explotando su potencial creativo.