Miguel Bañuelos Díaz
Art. 932
El beato Moisés Lira Serafín, tuvo un carisma especial para la dirección espiritual
en el confesionario, y siendo propio de los Misioneros del Espíritu Santo, Dios lo fue
preparando ya desde antes de serlo, habiendo vivido con Petrita Munive sobrina del padre
Sedeño, recibió una influencia notable de él acerca de la dirección espiritual, como joven
seminarista veía como la dirección espiritual era otro de los medios para ayudar al bien de
todos los que buscaban auxilio espiritual y el Padre Sedeño se entregaba de lleno al cuidado
y atención de todos los que lo buscaban.
El Padre Sedeño despertaba muy temprano, se levantaba para ir a la oración y así
tener muchas fuerzas para la atención en el confesionario, aún sabiendo que tantas horas le
estaban haciendo mucho mal para su salud. Uno de los médicos al ver tanta gente
esperando su turno para ser atendido en confesión les dijo: “se están acabando al “Padre”
“ya déjenlo descansar” pero él siempre decía que era algo muy importante para ellos y no le
importaba su salud. Años más tarde el beato Moisés Lira ya sacerdote también dedicaba
muchas horas al confesionario y se quedaba hasta el final aún a consta de su salud, llegando
a reconocerlo como “mártir del confesionario”.
La gente reconocía en el Padre Sedeño las características tan importantes para la
atención espiritual y también veían en él un don especial de Dios para discernir las
vocaciones. En su vida de oración estaba la explicación de un apostolado emprendedor,
incansable, viviendo en un ambiente de paz inalterable.
De igual forma tenia especial atención e interés por la clase obrera que se
encontraba totalmente abandonada y apartada por completo del sendero que conduce al
vicio. El beato Moisés Lira también tuvo una atención especial hacia los obreros y
trabajadores.
Estableció la Liga Católica dotándola de un adecuado lugar con juegos para
distracción y los fue llevando a un amor a la Santísima Virgen lleno de confianza y de
ternura, el beato Moisés Lira fundó grupos de catequistas y de jóvenes consagradas a
María, y le gustaba pasear y jugar con los acólitos.
Mucho se comentó que el Padre Sedeño fue un Santo y hacia milagros en vida. El 9
de marzo de 1932 en medio de fuertes dolores llenos de fe, esperanza y caridad decía a sus
seguidores: “Sean buenos y Dios nunca les fallará”.
Moisés Lira Serafín, desde chico tuvo muy buena formación cristiana, desde su
familia especialmente con su hermana Hermelinda, luego el ejemplo del sacerdote con
quien trabajaba su papá como maestro de escuela parroquial, la M. Victoria Ortega,
religiosa Josefina, Petrita Munive su bienhechora y el mismo padre Sedeño, todo dentro del
plan Divino, preparándolo para ser la piedra fundamental en la fundación de los Misioneros
del Espíritu Santo, recibiendo como primogénito las primicias de Dios a las cuales supo
responder el ahora beato Moisés Lira Serafín.