Beato Moisés Lira Serafín
Los tiempos actuales han venido cimbrando a la sociedad, sobre todo en el ámbito de la inseguridad, la economía, la distancia entre las clases marginadas y la extrema pobreza, aunado a ello los cambios de nuestro vecino país del norte que pareciera, nos van a tocar momentos complejos y donde los mexicanos haremos que emerja nuestra pasión y coraje por mantener la barca a flote.
Hoy necesitamos gente que dirija con vocación, que nos encamine a hacer el bien a la humanidad. Es término habla de compromiso, respeto y mucho amor, el beato Moisés Lira Serafín, nos da muestra de ello, en los episodios que le dio la vida supo descubrir su vocación ayudado de personas idóneas.
La vocación de Moisés a Misionero del Espíritu Santo se debió a una serie de circunstancias que Dios proveyó para él.
El padre Félix Rougier tuvo muchas recomendaciones para poder aterrizar su obra y se fue a convivir con los padres Filipenses. Fue hospedado en una de las habitaciones en el departamento de Doña Petrita reservado para los sacerdotes visitantes. Por lo que pudiera ofrecérsele en la noche, quiso el P. Sedeño que uno de los seminaristas del Oratorio estuviera a su disposición para atenderlo. De acuerdo con Petrita comisionó a Moisés para que estuviera al pendiente del reverendo padre, se piensa que no fue casualidad, sino providencial que escogiera al joven Moisés Lira para esto y no a otro.
Se ha de aclarar que Moisés no era propiamente Seminarista del Oratorio de los Filipenses, sólo residía en su Iglesia, puesto que alguna vez había solicitado ser admitido en dicho Instituto, y el padre Sedeño, cada vez le había dicho que esperara pacientemente la hora de Dios: “Tú no eres para el Oratorio, Dios te reserva otra cosa.”
En ese año de 1914, el “Apóstol de la bondad”, se encontraba terminando el Curso de Humanidades en el Seminario de Puebla, donde el P. Félix fue nombrado Director Espiritual, a fin de que pudiera espigar ahí las primeras vocaciones.
El trato frecuente con él hizo que Moisés conociera la obra que pretendía llevar a cabo el Padre Félix. En esas conversaciones fue madurando su vocación a Misionero del Espíritu Santo, hasta que, después de un tiempo, redondeó el ideal. Ahí lo conquistó el padre Félix, quien dijera años después: “No encontré ahí sino una vocación, pero muy buena, que se había formado con el P. Sedeño”. Y el padre Sedeño decía a los estudiantes filipenses: “Cuando venga el padre Moisés Lira Serafín, pregúntenle donde recogió su vocación”.
Es el tiempo y la oportunidad de recapacitar y redescubrir nuestra vocación de vida, ahí se recargan nuestros principios y valores, que al final darán los mejores resultados. Hoy México reclama gente con vocación que ame a su prójimo y respete la vida, un hombre del pasado hoy vivo en el presente, el beato Moisés Lira Serafín nos invita a esta reflexión, descubramos firmemente nuestra vocación.