Vivimos una época de poderes políticos compartidos en San Luis Potosí. Uno es el partido en el poder y otro es el depositario del poder legal.
Si quien se supone poderoso no lo es para seleccionar las personalidades en el estrado inaugural de la Arena Potosí, señalada como una de las obras emblemáticas del actual régimen estatal, ni tampoco para designar a su directora general; entonces surge espontáneamente la sospecha de que hay un reacomodo en el poder político.
El hombre más poderoso políticamente en San Luis Potosí ya no parece ser solo Ricardo Gallardo Cardona sino, también, Manuel Velasco Coello a quien solamente le faltó signar las invitaciones para el acto inaugural de la citada obra, todavía con el brillo por su protagonismo en el besamanos de la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, durante su toma de posesión en San Lázaro.
A partir de la semana que terminamos se bajó el telón para un cambio de escenario que se inició con las designaciones de personajes no enclavados en la Gallardía sino con el sello del Verde Ecologista, en puestos de primera línea que acotan, desde ahora, el poder de decisiones del mismísimo gobernador del estado.
El cambio de ruta todavía no ocurre, pero ya presenciamos la sustancial modificación de los centros que apuntalan el poder en el estado: el manejo del dinero, las decisiones para escoger los personajes de un estrado inaugural emblemático y, por consecuencia, el manejo de todas las políticas públicas para cerrar un sexenio que no parece haber alcanzado su madurez para consolidarse.
El centro de poder se ha movido conceptual y físicamente. El estado es, por ahora, operado en ambos aspectos por quien o quienes encabezan un partido que todavía hace tres años no destacaba en el ámbito electoral más allá de una o dos posiciones de representación proporcional en el Congreso del Estado más un modesto número de alcaldías en el interior del estado.
Por consecuencia, Ricardo Gallardo dejó de ser el centro de la “diana” para los ánimos críticos subsistentes. No percibirlo como una realidad contundente y sorpresiva, es cometer un error significativo.
Manuel Velasco Coello y su partido saben que deben guardar las formalidades en el gobierno del estado. Están separados por una delgadísima y transparente membrana que ya comienza a ser visible desde todos los puntos de observación.
Efectivamente la sucesión gubernamental en San Luis está en marcha. Los controles para sacarla adelante sin contratiempos no están en ningún rincón palaciego local sino en centros operativos discretos, distantes, pero bien informados de la capital del país.
Minutos antes de las tres de la tarde de ayer, el gobernador Ricardo Gallardo Cardona publicó en su cuenta de “X” el siguiente mensaje acompañado de tres fotografías: “Hoy nos reunimos con los alcaldes y dirigentes del PRI nacional y estatal para coordinar proyectos que beneficien a sus municipios. En nuestro gobierno trabajamos sin distinción de colores ni partidos. ¡En San Luis Potosí se gobierna para todas y todos!”
En las fotografías aparecen Alejandro “Alito” Moreno dirigente nacional del PRI y Sara Rocha Medina, presidente del comité estatal de ese partido y, por supuesto, el gobernador potosino… ¿Entiende usted?
A ver a dónde nos lleva todo lo que ocurre ante nuestros ojos si somos incapaces de reconocer que los tiempos cambian y con ellos la historia.
El control del agua
Como si quisieran su mundo aparte, las autoridades del municipio de Soledad expresan su decisión de separarse del organismo intermunicipal operador del sistema de agua potable y alcantarillado mejor conocido como Interapas.
Los dos aspectos principales del tema son el físico y el legal. El primero es que los municipios de San Luis Potosí, Soledad de Graciano Sánchez y Cerro de San Pedro comparten el agua extraída del mismo acuífero, el 2411, distribuida a través de una sola red, con problemas materiales idénticos.
La cuestión en este aspecto es que el ayuntamiento de Soledad infiltra una protesta porque sus usuarios no reciben el agua que se les quiere cobrar, justo lo mismo que ocurre con los usuarios de San Luis y Cerro de San Pedro, con el agregado que los soledenses son manipulados para separarse.
El aspecto legal es complicado. Existe una disposición federal que crea las zonas metropolitanas en el país de las cuales a San Luis Potosí le corresponden dos: la de San Luis Potosí, Soledad de Graciano Sánchez y Cerro de San Pedro que nos ocupa, y la de Rioverde y Ciudad Fernández.
Por esa disposición los programas federales atienden las áreas metropolitanas como unidades para la asignación de recursos, construcción de obras, etcétera por lo que, si Soledad quiere separarse, tendría afectaciones económicas significativas. No es tan fácil.
Algo hay de grilla en este tema porque recientemente se dejaron escuchar voces en el sentido de que ya quieren elevar a Soledad a sede de los poderes estatales, o lo que es lo mismo, convertirla en la capital del estado. Se pasan… por decir lo menos.
El control del agua tiene sus límites físicos que no incluyen una marca para disminuir la voracidad de algunos políticos. Al acuífero, en sus dos niveles, se le extraen 137 millones de metros cúbicos de agua cada año, pero la recarga natural del mismo es de solamente 78 millones de metros cúbicos. Transitamos hacia el agotamiento en plazo no previsto.
La captación del agua de lluvia y sus escurrimientos reclaman obras importantes en áreas todavía protegidas como la Sierra de San Miguelito. La presa El Realito fue una obra caprichosa por lo siguiente: Si las aguas que capta son del Río Santa María que tiene sus fuentes en el área serrana de ese municipio ¿por qué hicieron la presa hasta que su trayecto pasa por San Luis de La Paz en Guanajuato? Pues por puro ego Foxista. Lo demás, sigue siendo un fraude descarado.
Ahora el tema del agua se convierte en político con efectos comerciales. Todo proyecto de desarrollo tiene la disponibilidad de agua como su principal recurso indispensable. Nuestros políticos son voraces, no visionarios. Sus ansias de riqueza los mueven sin importarles el estado. Por ahora, el poder los ciega.
La esperanza potosina es que los ilustrísimos y nunca bien ponderados miembros del Poder Legislativo del estado, estudien bien las cosas y las enderecen mientras se acuerdan de que más vale una vez colorado que mil descolorido.
El cotarro político
Gerardo Sánchez Zumaya toma muy en serio las cosas. Se documenta para tener causa en la campaña que ya comienza. El tablado está libre pero apartado. Hay que ver para creer… Enrique Galindo Ceballos sigue llamando la atención del respetable. Ojalá no se canse… Por cierto, en la inauguración de la Arena Potosí cortaron el listón dos de los seis aspirantes. Faltaron los de Morena, ¿por qué el desaire?... Con la liberación de la vialidad en el Río Santiago se disminuyeron los congestionamientos en toda la ciudad. Es cuestión de orden y precaución… Los taxistas siguen dando en qué decir. Pero el gobierno no entiende que el mercado del transporte se regula solito, eso dice la ley de la oferta y la demanda, pero los taxistas tienen tendencias monopólicas apapachados por funcionarios estatales… He recibido el siguiente mensaje: Soy la Sra. Guadalupe López Sánchez madre de familia de la escuela Secundaria Vicente Rivera Hernández, leí su art. LA ODIOSA INGRATITUD. que usted escribió sobre el Prof. Gaudencio Medellín Herbert, a la fecha varios padres de familia seguimos en la lucha por la reubicación de nuestro Director Gaudencio a esta Institución… De esto, la SEGE ha cerrado los ojos y tapado los oídos. Todo por meter a sus incondicionales al sistema… El terrible Manolo acaba de llegar con bufanda al cuello y lente oscuro. Hay que tener cuidado. Los dejo… HASTA LA PRÓXIMA.
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