/ lunes 2 de agosto de 2021

Sin vacunas, no debe haber clases presenciales

Una de las características del Gobierno Federal es tomar decisiones basadas en ocurrencias y prejuicios, sin importar si esos caprichos son costosos para el país o está de por medio la salud de millones de mexicanos. Inventarse consultas para cancelar un aeropuerto o llevar a juicio a ex presidentes para justificar fobias son acciones a las que nos hemos acostumbrado, sin reparar lo que cuesta llevarlas a cabo.

Desde el inicio de este sexenio, alertamos desde la Cámara de Diputados que el Seguro Popular era una solución para millones de mexicanos que podían recibir atención médica y tener acceso a medicamentos; también afirmamos claramente que cancelarlo y crear el Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI) sin reglas de operación era un grave error. En su momento el inquilino de Palacio Nacional aseguró que todos los servicios y medicamentos estarían disponibles y gratuitos, que tendríamos un sistema de salud como los países nórdicos y la realidad contrasta sus palabras, mintió.

El gobierno de la denominada Cuarta Transformación se apresuró a eliminar el Seguro Popular sin tener el plan de implementación del INSABI, por lo que de inmediato surgieron problemas en clínicas y hospitales, además de que los usuarios se encontraron que un servicio médico que antes era gratuito o de bajo costo tenía un incremento considerable.

Ahora están manejando un capricho que puede ser peligroso. El regreso a clases presenciales en 23 de los 32 estados. Entre las justificaciones para con vehemencia querer el regreso de los alumnos a las aulas es que los niños y niñas, según el Presidente, ahora se la pasan en los videojuegos y para ello, mejor que estén tomando clases presenciales y no en sus hogares desde una computadora o un celular.

Pero el asunto es más de fondo. El Gobierno Federal ha sido incapaz de proporcionar a una generación de mexicanos el cuadro básico de vacunas y por supuesto también les ha quedado grande el reto de vacunar a los mexicanos contra el COVID-19. Si no tienen la capacidad de proporcionar las vacunas del sarampión o tétanos, menos para combatir la pandemia.

Parece difícil de entender que para el regreso de nuestros infantes y jóvenes a clases presenciales es necesario que primero estén vacunados, sin relajar las medidas sanitarias. El titular del ejecutivo podrá presumir que dona vacunas a países centroamericanos, pero el mal manejo de la pandemia ha ubicado a México como el cuarto país con más muertes en el mundo y con un déficit de población vacunada.

De acuerdo a los lineamientos que está manejando el Gobierno Federal las entidades en color verde deberán regresar a clases presenciales en Agosto, sin embargo estamos ante una tercera ola de contagios y en el caso de San Luis Potosí en la segunda quincena de julio pasamos del verde al amarillo en el semáforo epidemiológico ante el incremento de casos positivos.

La terquedad por forzar el regreso a clases sin estar preparados incrementará los contagios y costará la vida de muchas personas. Parece que no se ha aprendido de lo que se ha hecho mal, los resultados ahí los tenemos. Esperamos que la razón se imponga basada en lo que digan los especialistas en salud y no en un capricho.

Una de las características del Gobierno Federal es tomar decisiones basadas en ocurrencias y prejuicios, sin importar si esos caprichos son costosos para el país o está de por medio la salud de millones de mexicanos. Inventarse consultas para cancelar un aeropuerto o llevar a juicio a ex presidentes para justificar fobias son acciones a las que nos hemos acostumbrado, sin reparar lo que cuesta llevarlas a cabo.

Desde el inicio de este sexenio, alertamos desde la Cámara de Diputados que el Seguro Popular era una solución para millones de mexicanos que podían recibir atención médica y tener acceso a medicamentos; también afirmamos claramente que cancelarlo y crear el Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI) sin reglas de operación era un grave error. En su momento el inquilino de Palacio Nacional aseguró que todos los servicios y medicamentos estarían disponibles y gratuitos, que tendríamos un sistema de salud como los países nórdicos y la realidad contrasta sus palabras, mintió.

El gobierno de la denominada Cuarta Transformación se apresuró a eliminar el Seguro Popular sin tener el plan de implementación del INSABI, por lo que de inmediato surgieron problemas en clínicas y hospitales, además de que los usuarios se encontraron que un servicio médico que antes era gratuito o de bajo costo tenía un incremento considerable.

Ahora están manejando un capricho que puede ser peligroso. El regreso a clases presenciales en 23 de los 32 estados. Entre las justificaciones para con vehemencia querer el regreso de los alumnos a las aulas es que los niños y niñas, según el Presidente, ahora se la pasan en los videojuegos y para ello, mejor que estén tomando clases presenciales y no en sus hogares desde una computadora o un celular.

Pero el asunto es más de fondo. El Gobierno Federal ha sido incapaz de proporcionar a una generación de mexicanos el cuadro básico de vacunas y por supuesto también les ha quedado grande el reto de vacunar a los mexicanos contra el COVID-19. Si no tienen la capacidad de proporcionar las vacunas del sarampión o tétanos, menos para combatir la pandemia.

Parece difícil de entender que para el regreso de nuestros infantes y jóvenes a clases presenciales es necesario que primero estén vacunados, sin relajar las medidas sanitarias. El titular del ejecutivo podrá presumir que dona vacunas a países centroamericanos, pero el mal manejo de la pandemia ha ubicado a México como el cuarto país con más muertes en el mundo y con un déficit de población vacunada.

De acuerdo a los lineamientos que está manejando el Gobierno Federal las entidades en color verde deberán regresar a clases presenciales en Agosto, sin embargo estamos ante una tercera ola de contagios y en el caso de San Luis Potosí en la segunda quincena de julio pasamos del verde al amarillo en el semáforo epidemiológico ante el incremento de casos positivos.

La terquedad por forzar el regreso a clases sin estar preparados incrementará los contagios y costará la vida de muchas personas. Parece que no se ha aprendido de lo que se ha hecho mal, los resultados ahí los tenemos. Esperamos que la razón se imponga basada en lo que digan los especialistas en salud y no en un capricho.

ÚLTIMASCOLUMNAS