Sara Rocha Medina
A partir del próximo primero de diciembre habrá cambio de gobierno en México y la responsabilidad de guiar los destinos del país, será de Andrés Manuel López Obrador. El próximo Presidente de México recibe un país que durante el sexenio de Enrique Peña Nieto ha tenido crecimiento económico promedio de 2.4 por ciento, generación histórica de 3.7 millones de empleos e inflación superior al 4 por ciento.
El mismo Andrés Manuel López Obrador en una de sus tantas declaraciones dijo que recibía el país mejor que hace seis años, aunque también es característico en él, contradecirse.
La responsabilidad de gobernar este país será exclusiva de AMLO y deseo que haga un buen gobierno, porque en caso contrario los que van a pagar las consecuencias de sus errores serán millones de mexicanos.
Por ello es relevante que gobierne con sensatez y conocimiento de causa consiente de la gran responsabilidad que conlleva; lo peor que puede pasarle al país es que se administre con caprichos, autoritarismo, ignorancia o con consultas tendenciosas sobre obras y acciones que deben realizarse basadas en estudios técnicos elaborados por especialistas, y no lo que diga una mayoría manipulada o que carece de conocimientos para tomar una decisión tan relevante.
Por lo pronto las señales que se han mandado al mundo tras la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México no son las mejores a semanas de asumir el poder.
Coincido con quienes han denominado esta acción como el error de octubre. Como país nos va a costar más pagar las indemnizaciones porque no se realice en Texcoco e iniciar el de Santa Lucía, que concluir lo que ya se tenía avanzado para tener el tercer aeropuerto más grande del mundo, moderno, cercano a la Ciudad de México y con una proyección de viabilidad de 30 años.
También me queda claro que el hecho que el Nuevo Aeropuerto se construyera en Texcoco, fue una decisión técnica y no política, como lo explicó el Secretario de Comunicaciones y Transportes, Gerardo Ruiz Esparza durante la comparecencia que tuvo ante el Congreso de la Unión y en la cual estuve presente. El actual Gobierno de la República construye el Nuevo Aeropuerto con la participación de organismos altamente especializados como MITRE (agencia experta en estudios aeronáuticos) y la Organización de Aviación Civil Internacional (OAIC), y se realizaron estudios aeronáuticos, hidrológicos, ambientales, de mecánica de suelo, de ingeniería y arquitectónicos.
Entre los detractores, como era de esperarse se encuentra Gerardo Ferrando Bravo, futuro director del Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México, quien señaló que hubo presiones a MITRE y a OAIC para que apoyaran la construcción del Nuevo Aeropuerto en Texcoco. Yo la verdad dudo que estos organismos internacionales y prestigiados se prestaran para esta acción o peor aún que sean parte de un complot internacional en contra de la decisión de Andrés Manuel López Obrador de cancelar dicha obra.
Entre los daños colaterales que más deberían preocupar al próximo gobierno federal son las calificadoras internacionales que han cambiado la perspectiva de México de estable a negativa. Esta mala calificación podría ahuyentar las inversiones en el país y San Luis Potosí, que ha sido uno de los Estados con más crecimiento económico