El yoga, una práctica ancestral que une cuerpo y mente, ofrece una perspectiva única e integral que puede transformar todos los aspectos de nuestra vida. Incluso el aspecto sexual. Los principios éticos del yoga, conocidos como Yamas, junto con prácticas como la respiración consciente, la meditación y la atención plena, pueden proporcionar una base sólida para una vida sexual más plena, consciente y equilibrada.
Este artículo explora cómo aplicar estos principios del yoga en la sexualidad. La finalidad es promover una conexión más profunda y significativa con uno mismo y/o con la pareja.
Los Yamas son las reglas de conducta y comportamiento en el yoga, y se consideran la primera rama del sistema de Ashtanga Yoga de Patanjali. Estos principios incluyen Ahimsa (no violencia), Satya (verdad), Asteya (no robar), Brahmacharya (moderación) y Aparigraha (desapego).
Cada uno de estos principios puede ser aplicado a la sexualidad para fomentar una relación más saludable y consciente.
Ahimsa, o no violencia, se trata de evitar cualquier forma de daño hacia uno mismo y hacia los demás. En la sexualidad, esto implica ser conscientes de nuestras acciones y comportamientos para asegurarnos de que no estamos causando daño físico o emocional. Fomentar relaciones afectivas, positivas, establecer y ser respetuosos de los límites y necesidades, que todo sea consensuado libremente. Estas son formas de practicar Ahimsa en la intimidad.
Además, practicar Ahimsa hacia uno mismo significa evitar pensamientos autocríticos y negativos que pueden afectar nuestra autoestima y bienestar sexual, gran parte de las disfunciones sexuales tienen su raíz en la auto violencia psicológica.
Satya, o verdad, implica la sinceridad y honestidad en todas nuestras relaciones y en lo individual, la honestidad con nosotros mismos es un territorio poco frecuentado. Ser honestos sobre nuestros deseos, necesidades y límites sexuales es crucial para una comunicación abierta y efectiva con nuestra pareja.
La verdad en la sexualidad también significa ser auténticos y no sentirse presionados a cumplir con expectativas irreales o con lo que se percibe como "normal", es decir, aceptado o inaceptable socialmente. Practicar Satya ayuda a construir una base de confianza y respeto mutuo en la relación.
Asteya, no robar, se aplica en la sexualidad evitando tomar lo que no nos pertenece, ya sea el tiempo, la energía o las emociones de nuestra pareja. Respetar el espacio y los límites del otro, es fundamental para mantener una relación saludable. También implica valorar y agradecer lo que tenemos en lugar de enfocarnos en lo que nos falta.
Así mismo, es importante conocer los derechos sexuales universales en los cuales están incluidos el derecho al placer en personas con limitaciones y el amor y el erotismo en la vejez
Además, practicar la gratitud y evitar la codicia o los celos en la relación puede fortalecer el vínculo y promover una mayor satisfacción mutua.
Brahmacharya, o moderación, se refiere al autocontrol y la conservación de la energía vital. En el aspecto sexual, esto significa evitar los excesos y practicar con conciencia nuestra sexualidad. El autocontrol no se trata de reprimir los deseos, sino de canalizarlos de manera consciente y equilibrada. Practicar la conciencia sexual nos permite disfrutar del placer de una manera más profunda y sostenible potenciando la energía, la creatividad y la vitalidad en todos los aspectos de nuestra vida.
La conciencia de la respiración y la atención plena durante los encuentros sexuales pueden ayudar a mantener el equilibrio y la conexión con la pareja.
Aparigraha, no apego. En lo sexual, esto significa no aferrarse a expectativas rígidas o a la necesidad de controlar a nuestra pareja, a no esperar que nuestra pareja sea la responsable de hacernos feliz. La pareja no es para hacerte feliz, sino para hacerte consciente. Aparigraha es desvincularnos de nuestras inseguridades como son la pena, la culpa y el miedo. El desapego nos permite disfrutar de la intimidad sin miedo a perder, creando un espacio para la libertad y la exploración mutua. Practicando Aparigraha en tu vida sexual vas a liberar el estrés y la ansiedad asociados con el rendimiento y las expectativas.
Además de los Yamas, otros principios del yoga como la respiración consciente, la meditación y la atención plena pueden enriquecer nuestra vida sexual.
La respiración profunda y consciente nos ayuda a relajarnos y a conectarnos con nuestras sensaciones físicas y emocionales, mejorando la experiencia sexual. La meditación y la atención plena nos enseñan a estar presentes en el momento, disfrutando plenamente de la intimidad sin distracciones ni preocupaciones.
Vivir el presente y evitar las prisas nos permite explorar la sexualidad con paciencia y curiosidad. Así, podemos profundizar la conexión con la otra persona.
En conclusión, aplicar los principios del yoga a la sexualidad puede transformar nuestra vida íntima en una experiencia más consciente, equilibrada y satisfactoria. Los Yamas nos ofrecen una guía ética para cultivar relaciones saludables y respetuosas. En tanto, la respiración, la meditación y la atención plena nos ayudan a estar presentes y conectados.
Al integrar estos principios en nuestra vida sexual, podemos crear un espacio sagrado de bienestar y crecimiento mutuo. De esta manera, podemos explorar la sexualidad como una vía de liberación emocional y desarrollo espiritual.