/ domingo 4 de agosto de 2024

Opinión | Yo soy bronce

Yo soy bronce y ahora que se puso de moda la verdad chusca del por qué no sacamos oro ni plata en las Olimpiadas, después del Chascarrillo de un famoso comentarista deportivo, quien dijo que esto es algo adquirido desde niños, porque al romper la piñata lo recitamos y yo añado que tal vez es, que en el subconsciente lo traemos como mapa epigenético de “no quiero oro ni quiero plata, yo lo que quiero es romper la piñata”.

Pues es lógico y hasta cierto punto justificado el no obtener oro ni plata, menos con la carencia de apoyos que nuestros atletas pasan, pero; mientras es melón o es sandía la realidad es que el término se ha utilizado a lo largo de la historia y se dice que los primeros habitantes en Grecia fueron sucedidos por la “raza de hierro” que es la actual humanidad, por lo que si nos creíamos con derechos de autor, pues no, porque la historia nos dice que el término “raza de bronce” se ha utilizado para describir a los pueblos antiguos que usaron el bronce como material principal para sus herramientas y armas, como los sumerios, los egipcios y los minoicos.

Pero creo que algo que debería caracterizarnos como pueblo de Raza de Bronce es que este término se usa también para describir un pueblo o una generación que es fuerte, resistente y capaz de superar desafíos y nosotros, como pueblo, tal vez entraríamos en la clasificación de poblaciones que han tenido una exposición prolongada al sol, lo que nos ha dado un tono de piel más oscuro sin llegar al tostado casi quemado, así que creo que lo de las medallas de bronce no sólo no tiene sentido alegarlo, sino aplaudir el esfuerzo de nuestros deportistas por alcanzar una medalla así como por su entrega y como no creo en los castigos y menos los eternos pues nuestro creador es infinitamente misericordioso sigo rezando porque alcancemos, cómo la mosca que va arando sobre la vaca, más medallas del color o metal que sean y que los deportistas salgan incólumes de sus actuaciones y, que como el gato, se laman después de hartarse de ganar, porque como dice el refrán de lo que no veas, ni la mitad creas ya que aunque parece que al menos en el norte y en Arizona nos encontramos en la canícula, por lo que parecemos pollos rostizados.

En París el clima está muy variable y en ocasiones hasta el diablo que anda suelto blasfemando con desfiles abominables, sabemos que mientras el bien anda y el mal vuela y las noticias malas venden más que las buenas no faltará quien lleve leña al monte y a su fogón colgándose los méritos de nuestros compatriotas deportistas mientras los venezolanos siguen en una bahorrina que no parece tener fin, así que yo con esta me despido con mucha eubolia porque mujer precavida vale por dos y si no le entiendes a algunos términos escríbeme, agradeciendo tu lectura.

angeldesofia@yahoo.com.mx

Yo soy bronce y ahora que se puso de moda la verdad chusca del por qué no sacamos oro ni plata en las Olimpiadas, después del Chascarrillo de un famoso comentarista deportivo, quien dijo que esto es algo adquirido desde niños, porque al romper la piñata lo recitamos y yo añado que tal vez es, que en el subconsciente lo traemos como mapa epigenético de “no quiero oro ni quiero plata, yo lo que quiero es romper la piñata”.

Pues es lógico y hasta cierto punto justificado el no obtener oro ni plata, menos con la carencia de apoyos que nuestros atletas pasan, pero; mientras es melón o es sandía la realidad es que el término se ha utilizado a lo largo de la historia y se dice que los primeros habitantes en Grecia fueron sucedidos por la “raza de hierro” que es la actual humanidad, por lo que si nos creíamos con derechos de autor, pues no, porque la historia nos dice que el término “raza de bronce” se ha utilizado para describir a los pueblos antiguos que usaron el bronce como material principal para sus herramientas y armas, como los sumerios, los egipcios y los minoicos.

Pero creo que algo que debería caracterizarnos como pueblo de Raza de Bronce es que este término se usa también para describir un pueblo o una generación que es fuerte, resistente y capaz de superar desafíos y nosotros, como pueblo, tal vez entraríamos en la clasificación de poblaciones que han tenido una exposición prolongada al sol, lo que nos ha dado un tono de piel más oscuro sin llegar al tostado casi quemado, así que creo que lo de las medallas de bronce no sólo no tiene sentido alegarlo, sino aplaudir el esfuerzo de nuestros deportistas por alcanzar una medalla así como por su entrega y como no creo en los castigos y menos los eternos pues nuestro creador es infinitamente misericordioso sigo rezando porque alcancemos, cómo la mosca que va arando sobre la vaca, más medallas del color o metal que sean y que los deportistas salgan incólumes de sus actuaciones y, que como el gato, se laman después de hartarse de ganar, porque como dice el refrán de lo que no veas, ni la mitad creas ya que aunque parece que al menos en el norte y en Arizona nos encontramos en la canícula, por lo que parecemos pollos rostizados.

En París el clima está muy variable y en ocasiones hasta el diablo que anda suelto blasfemando con desfiles abominables, sabemos que mientras el bien anda y el mal vuela y las noticias malas venden más que las buenas no faltará quien lleve leña al monte y a su fogón colgándose los méritos de nuestros compatriotas deportistas mientras los venezolanos siguen en una bahorrina que no parece tener fin, así que yo con esta me despido con mucha eubolia porque mujer precavida vale por dos y si no le entiendes a algunos términos escríbeme, agradeciendo tu lectura.

angeldesofia@yahoo.com.mx