/ domingo 1 de septiembre de 2024

Opinión | Ya no corras

¡Ya no corras Macario!, ¿Para qué? Si ya todos traíbamos la muerte escondida, algunos en el hígado, otros en el pulmón, algunos otros en la tripa.

La vida no siempre es fácil Macario, a veces duele, a veces golpea, a veces se enrosca en nuestro pescuezo y nos asfixia. Nos sofoca, nos sangolotea. Pero aunque duela, vale el esfuerzo vivirla, sentarse juntos a comer frijoles y té de limón, arroparse los fríos con un abrazo y dejarse acurrucar cuando uno está cansado….Película mexicana Macario 1960.

Lo que Macario no sabía es que en este mundo actual a la muerte, la “tráimos” cada día en el simple riesgo de vivir, en un mundo de por sí inseguro y de resistencia y persistencia para tener permanencia. Cada vez que regreso a mi adorado país me encuentro con realidades diferentes y sin embargo, el mundo sigue igual y aparentemente no pasa nada, todos son ciclos y círculos, escándalos por los cambios constitucionales que sí nos afectan, insultos y agresiones, rupturas de amistades y de nuevo, todo sigue igual y la vida continúa su paso y las amistades se retoman y el tiempo, el implacable tiempo no pasa, se queda en nosotros y el silencio, ese que te da La Paz interior, es maravilloso y si pudiésemos aprender a estar al menos dos días al mes sin hablar, sin leer, sin internet y sin otros medios de comunicación, tal vez, podríamos encontrar en nuestro interior esa felicidad que necesitamos y anhelamos, esa que no nos la da ni el dinero, ni los deleites de la amistad o los lujos, ni la comida, ni nada que sea externo, sino ese reencuentro con nosotros mismos que nos lleva al autoconocimiento y crecimiento personal.

Así que regresé a mi amado San Luis a un reencuentro de amigos de antaño donde nos quedó claro lo que la canción dice “como han pasado los años, las vueltas que da la vida”, sin embargo el gusto y la alegría de los recuerdos, el ver que aún estamos vivos a pesar que algunos ya se fueron, el poder bailar, disfrutar de las charlas del mundo actual donde estamos, más que de la nostalgia del ayer, nos renueva fuerzas para decir espero estar aquí el próximo año, el continuar visitando a mis hermanos y rememorar a la pequeña hermana que sin esperarlo, partió, le hace estar consciente que el tiempo es implacable y hay que disfrutar a quienes en vida estamos, porque, de que estamos en crisis de todos tipos, ni duda me queda, crisis existencial en nuestras personas al percibir cómo han cambiado las circunstancias personales y del país en que crecimos, crisis en el país, crisis que yo llamo multidimensional, ya que, entre la crisis de política interna, el riesgo de un quiebre institucional, las marchas y contínuos paros como el acontecido cuando el funeral de mi hermana que gracias a los cierres de carreteras no logramos arribar a tiempo, crisis que afecta la situación económica general, crisis de salud y si sigo, nos sentamos a llorar, así que me dejo de crisis y me enfoco, de manera consciente, rayando en lo inconsciente, en que siempre habrá un mejor mundo y un mejor momento, aunque como dice el pesimista, también puede haber peores y de ser así, como le dijeron a Macario nos sentaremos a comer frijoles y té de hierbas de limón, que al menos eso hay y habrá. Así que prefiero decir estoy viva, sana y tal vez no coleando pero feliz, si tú estás feliz y aunque no lo estés, acompáñame cada semana con tus comentarios, mientras disfruto de los pasados, agradezco tu lectura.

angeldesofia@yahoo.com.mx

¡Ya no corras Macario!, ¿Para qué? Si ya todos traíbamos la muerte escondida, algunos en el hígado, otros en el pulmón, algunos otros en la tripa.

La vida no siempre es fácil Macario, a veces duele, a veces golpea, a veces se enrosca en nuestro pescuezo y nos asfixia. Nos sofoca, nos sangolotea. Pero aunque duela, vale el esfuerzo vivirla, sentarse juntos a comer frijoles y té de limón, arroparse los fríos con un abrazo y dejarse acurrucar cuando uno está cansado….Película mexicana Macario 1960.

Lo que Macario no sabía es que en este mundo actual a la muerte, la “tráimos” cada día en el simple riesgo de vivir, en un mundo de por sí inseguro y de resistencia y persistencia para tener permanencia. Cada vez que regreso a mi adorado país me encuentro con realidades diferentes y sin embargo, el mundo sigue igual y aparentemente no pasa nada, todos son ciclos y círculos, escándalos por los cambios constitucionales que sí nos afectan, insultos y agresiones, rupturas de amistades y de nuevo, todo sigue igual y la vida continúa su paso y las amistades se retoman y el tiempo, el implacable tiempo no pasa, se queda en nosotros y el silencio, ese que te da La Paz interior, es maravilloso y si pudiésemos aprender a estar al menos dos días al mes sin hablar, sin leer, sin internet y sin otros medios de comunicación, tal vez, podríamos encontrar en nuestro interior esa felicidad que necesitamos y anhelamos, esa que no nos la da ni el dinero, ni los deleites de la amistad o los lujos, ni la comida, ni nada que sea externo, sino ese reencuentro con nosotros mismos que nos lleva al autoconocimiento y crecimiento personal.

Así que regresé a mi amado San Luis a un reencuentro de amigos de antaño donde nos quedó claro lo que la canción dice “como han pasado los años, las vueltas que da la vida”, sin embargo el gusto y la alegría de los recuerdos, el ver que aún estamos vivos a pesar que algunos ya se fueron, el poder bailar, disfrutar de las charlas del mundo actual donde estamos, más que de la nostalgia del ayer, nos renueva fuerzas para decir espero estar aquí el próximo año, el continuar visitando a mis hermanos y rememorar a la pequeña hermana que sin esperarlo, partió, le hace estar consciente que el tiempo es implacable y hay que disfrutar a quienes en vida estamos, porque, de que estamos en crisis de todos tipos, ni duda me queda, crisis existencial en nuestras personas al percibir cómo han cambiado las circunstancias personales y del país en que crecimos, crisis en el país, crisis que yo llamo multidimensional, ya que, entre la crisis de política interna, el riesgo de un quiebre institucional, las marchas y contínuos paros como el acontecido cuando el funeral de mi hermana que gracias a los cierres de carreteras no logramos arribar a tiempo, crisis que afecta la situación económica general, crisis de salud y si sigo, nos sentamos a llorar, así que me dejo de crisis y me enfoco, de manera consciente, rayando en lo inconsciente, en que siempre habrá un mejor mundo y un mejor momento, aunque como dice el pesimista, también puede haber peores y de ser así, como le dijeron a Macario nos sentaremos a comer frijoles y té de hierbas de limón, que al menos eso hay y habrá. Así que prefiero decir estoy viva, sana y tal vez no coleando pero feliz, si tú estás feliz y aunque no lo estés, acompáñame cada semana con tus comentarios, mientras disfruto de los pasados, agradezco tu lectura.

angeldesofia@yahoo.com.mx