/ domingo 7 de julio de 2024

Opinión | Y tú, ¿eres impersonal?

Si la China Mendoza, Juan José Arreola, Cortázar, Benedetti, Freud y otros personajes de la reciente historia, tal vez regresaran a este mundo, probablemente volverían a morir al ver que ni toda la poesía, ni todo el romanticismo o la psicología han podido detener el cambio que los humanos hemos tenido, observarían que los paternalismos de antaño han desaparecido, la unión familiar, ni qué decir y la convivencia humana, esa que hace cálida la vida está disminuyendo cada día. Si usted aún tiene la fortuna de viajar en taxi y “echarse” la platicada con el señor al volante, disfrútelo, pues con la tecnología moderna que nos está rebasando, ya ni eso podremos hacer, porque ¿Qué cree? ahora están desapareciendo los taxistas y con ellos muchas fuentes de trabajo, eso si, con la modernidad al subirse al taxi sacará rápidamente El Rosario para empezar a rezar al darse cuenta que en su taxi, no hay conductor ni para decir hola. Como una máquina es, será ella quien le dará la bienvenida a bordo, así que, ni pelar los dientes para apaciguar el cansancio del humano conductor tendrá oportunidad de ejercer y entrando al grano ahora reconocemos que se ha iniciado la era del no existo y como dirían las abuelas de antes, ¡Válgame el Cielo Santo! A lo que hemos llegado, a que un aparato robótico nos lleve al lugar que queremos sin cruzar palabra, ni un “¡bájele a la velocidad, qué le pasa!”, ¡Órale, que no llevo prisa y no quiero morir en el intento! Por lo que, entre que se supone son perfectos y están perfectamente controlados, sólo Dios sabe por quién, yo lo único que haría sería no soltar El Rosario pidiéndole a mi Guadalupe llegar con bien y que no se le cuatrapée el internet, porque ya valí. Ya dije, y convencida estoy que nos estamos dirigiendo a un mundo antisocial y despersonalizado, donde las máquinas tienen más importancia y atención que los humanos y como de la moda todo se acomoda y la modernidad nos avasalla, nos llega como enemigo feroz silencioso la soledad, tal vez por eso, ahora tantos nos dedicamos a la psicología y ayudar al prójimo para que en esa soledad colectiva de comunicación masiva con seres que ni idea tenemos quiénes son, la humanidad retome un poco su origen social y sociable. El poco sentido de la transhumancia esperamos no nos abandone, de otra forma la diversidad de la regulación de los servicios ecosistémicos fenecerán. Y si usted como yo, no me entendió, al final de cuentas lo que quiero decir es que tratemos de no morir sentados, pegados y apegados a un aparato que ya no nos permite conservar ni el medio ambiente, ni la amistad. ¿Será acaso que acabaremos todos en el mismo lugar? sin ganas de movernos o dejando que la tecnología nos mueva a su antojo.

Si de por sí, ya le damos poca importancia a la cultura por la A o la Z, celebremos aquellos que aún siguen leyendo y conviviendo con los amigos en vivo y a todo color. Ahora que recuerdo, ¡cómo me dolía el codo y la mano de escribir mis garabatos con lápiz o tinta! y cómo me dolían los ojos de tanto leer, entristezco de pensar en estos niños modernos que sólo mueven sus deditos para subir o bajar la pantalla o elegir las respuestas, mientras sus ojos van que vuelan para ser suplidos, tal vez, por ojos biónicos, pues con tanta luz emitida por los aparatitos famosos que sin verse, se ve, se les dañan sus ojitos. ¡Óigame Usted! A dónde vamos a dar con estos cambios, por eso, yo no sé si ustedes, también como yo, sueñan sus fantasías y sueñan ¡como yo!, que la Santa Ausencia se cambia de nombre y se llama Presencia y diariamente nos escribe un poema de amor y amistad para que la deshumanizada humanidad comprenda que no hay más límpido premio que el de socializar y el estrés y los males terminan después de una charla en familia, entre amigos y tener quien, con amor y compasión nos escuche reír o llorar, agradeciendo a la vida que nos da la muerte y una eternidad, si usted ya decidió, socializar, bienvenido al club y escríbame en angeldesofia@yahoo.com.mx Agradeciéndole su lectura y comentarios.

Si la China Mendoza, Juan José Arreola, Cortázar, Benedetti, Freud y otros personajes de la reciente historia, tal vez regresaran a este mundo, probablemente volverían a morir al ver que ni toda la poesía, ni todo el romanticismo o la psicología han podido detener el cambio que los humanos hemos tenido, observarían que los paternalismos de antaño han desaparecido, la unión familiar, ni qué decir y la convivencia humana, esa que hace cálida la vida está disminuyendo cada día. Si usted aún tiene la fortuna de viajar en taxi y “echarse” la platicada con el señor al volante, disfrútelo, pues con la tecnología moderna que nos está rebasando, ya ni eso podremos hacer, porque ¿Qué cree? ahora están desapareciendo los taxistas y con ellos muchas fuentes de trabajo, eso si, con la modernidad al subirse al taxi sacará rápidamente El Rosario para empezar a rezar al darse cuenta que en su taxi, no hay conductor ni para decir hola. Como una máquina es, será ella quien le dará la bienvenida a bordo, así que, ni pelar los dientes para apaciguar el cansancio del humano conductor tendrá oportunidad de ejercer y entrando al grano ahora reconocemos que se ha iniciado la era del no existo y como dirían las abuelas de antes, ¡Válgame el Cielo Santo! A lo que hemos llegado, a que un aparato robótico nos lleve al lugar que queremos sin cruzar palabra, ni un “¡bájele a la velocidad, qué le pasa!”, ¡Órale, que no llevo prisa y no quiero morir en el intento! Por lo que, entre que se supone son perfectos y están perfectamente controlados, sólo Dios sabe por quién, yo lo único que haría sería no soltar El Rosario pidiéndole a mi Guadalupe llegar con bien y que no se le cuatrapée el internet, porque ya valí. Ya dije, y convencida estoy que nos estamos dirigiendo a un mundo antisocial y despersonalizado, donde las máquinas tienen más importancia y atención que los humanos y como de la moda todo se acomoda y la modernidad nos avasalla, nos llega como enemigo feroz silencioso la soledad, tal vez por eso, ahora tantos nos dedicamos a la psicología y ayudar al prójimo para que en esa soledad colectiva de comunicación masiva con seres que ni idea tenemos quiénes son, la humanidad retome un poco su origen social y sociable. El poco sentido de la transhumancia esperamos no nos abandone, de otra forma la diversidad de la regulación de los servicios ecosistémicos fenecerán. Y si usted como yo, no me entendió, al final de cuentas lo que quiero decir es que tratemos de no morir sentados, pegados y apegados a un aparato que ya no nos permite conservar ni el medio ambiente, ni la amistad. ¿Será acaso que acabaremos todos en el mismo lugar? sin ganas de movernos o dejando que la tecnología nos mueva a su antojo.

Si de por sí, ya le damos poca importancia a la cultura por la A o la Z, celebremos aquellos que aún siguen leyendo y conviviendo con los amigos en vivo y a todo color. Ahora que recuerdo, ¡cómo me dolía el codo y la mano de escribir mis garabatos con lápiz o tinta! y cómo me dolían los ojos de tanto leer, entristezco de pensar en estos niños modernos que sólo mueven sus deditos para subir o bajar la pantalla o elegir las respuestas, mientras sus ojos van que vuelan para ser suplidos, tal vez, por ojos biónicos, pues con tanta luz emitida por los aparatitos famosos que sin verse, se ve, se les dañan sus ojitos. ¡Óigame Usted! A dónde vamos a dar con estos cambios, por eso, yo no sé si ustedes, también como yo, sueñan sus fantasías y sueñan ¡como yo!, que la Santa Ausencia se cambia de nombre y se llama Presencia y diariamente nos escribe un poema de amor y amistad para que la deshumanizada humanidad comprenda que no hay más límpido premio que el de socializar y el estrés y los males terminan después de una charla en familia, entre amigos y tener quien, con amor y compasión nos escuche reír o llorar, agradeciendo a la vida que nos da la muerte y una eternidad, si usted ya decidió, socializar, bienvenido al club y escríbame en angeldesofia@yahoo.com.mx Agradeciéndole su lectura y comentarios.

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