/ domingo 21 de mayo de 2017

LO QUE QUEDA DEL NAVISMO

Contra las expectativas de Xavier Nava Palacios y de un grupito de buscadores de capital simbólico, el aniversario luctuoso del doctor Salvador Nava Martínez fue tan sólo un desangelado evento que debió tener mayores proporciones por la lucha democrática que enarboló ese personaje, pero que a la fecha ha sido prostituida por sus herederos y una buena parte de sus seguidores.

No fue el abrasador sol de mayo. En la plaza de la democracia había solo un grupo de personas que se dicen parte del “navismo”, pero de un navismo disminuido, agotado, desgastado, agobiado por la ausencia de los mismos valores que Nava Martínez promovió entre los potosinos y sus seguidores. A 25 años de su partida, seguimos teniendo una clase política injusta, indolente y abusiva, una clase política a la que por supuesto es o fue parte Xavier Nava, Luis Nava Calvillo y otros “miembros distinguidos” del navismo, como Eduardo “El Guacho” Benavente y el notario Leonel Serrato, quienes sólo se han enriquecido a manos llenas gracias a cuando el poder de facto les otorgó, sin otro mérito que el amiguismo, una lucrativa “concesión” de Notaría Pública. Autos de lujo BMW, Audi, vacaciones en Europa y restaurantes de lujo son del disfrute de estos y otros supuestos navistas acomodados en la nómina pública, en los medios de comunicación, pseudo idealistas que usan su puesto para su propio beneficio sin importarles en lo mínimo el destino de 50 millones de pobres en nuestro país.

A la conmemoración del aniversario luctuoso de Nava Martínez sólo fueron sus familiares, algunos conocidos y en mucho menos cantidad, simpatizantes del movimiento y ciudadanos familiarizados con la obra democrática de Salvador Nava, pero hay una explicación lógica en esa falta de convocatoria: la ciudadanía no se deja engañar tan fácilmente: esos valores del doctor Nava quizá sí tuvieron repercusión en las nuevas generaciones, pues saben que los herederos de la familia en mención no son poseedores de una pizca del civismo que tuvo ese gran líder y saben que están utilizando la memoria del señorón para obtener simpatizantes en los comicios de un 2018 que ya está en puerta.

El discurso de oradores como Xavier Nava Palacios y Guillermo Pizzuto fueron tan clasistas, como el de otros oportunistas como Xavier Azuara, del Partido Acción Nacional, que durante su fallida campaña para obtener la alcaldía de San Luis Potosí, de forma atrevida dividió a San Luis en “buenos y malos”; el diputado federal apostó por “rescatar los valores del movimiento para enfrentar retos” y afirmó que no se necesita tranzar para avanzar, cuando su trabajo como diputado ha sido pobre, y disfruta sin quejarse de un salario mensual de más de 230 mil pesos y hasta 400 mil pesos si le se suman los "apoyos" adicionales.

Guillermo Pizzuto levantó su pesada humanidad del sillón de la fortuna y la buena vida, y se puso su roído y polviento uniforme de “líder” de un Frente Cívico Potosino que hace mucho dejó de figurar en San Luis Potosí, para decir una verdad absoluta: muchos integrantes del navismo se acomodaron en el poder y maman insaciables su ubre. Una vez terminado el acto, volvió a su cómoda posición de hombre rico e influyente de San Luis incapaz de regalar un vaso de agua al necesitado.

Fue muy poca gente al homenaje porque los intereses de Salvador Nava Martínez son muy distintos a los intereses que, 25 años después, tienen sus herederos de sangre y de ideas. 25 años después, Xavier Nava Palacios, sus tíos, y sus amigos en los medios informativos, en la academia y en la socialité sólo buscan beneficiarse con puestos políticos de sueldazos y canonjías: Nava hizo historia, sus herederos: fortuna; Nava fue precursor de la democracia: sus herederos tratan de usarla para acomodarse y vivir bien y bonito del poder. Ante la imposibilidad de formarse una reputación propia, Xavier Nava Palacios se ha convertido en un exhumador de ideologías no para promover la democracia y apoyar al pueblo, simplemente para convertirse en alcalde de la capital en 2018.

El remanente del navismo se ha quedado sólo, sin voces con la misma calidad moral que el fundador de un movimiento que antes era un río y que hoy es menos que riachuelo porque sigue creyendo que la democracia y los sentimientos de justicia, de igualdad y buen gobierno son su franquicia, y que para ser un buen ciudadano, honesto y luchador de la democracia se debe comulgar, seguir y favorecer los intereses políticos del extinto movimiento. Si extinto.

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