La luz solar es esencial para el desarrollo humano, es necesaria para que se active la vitamina D y tiene altas repercusiones en el estado de ánimo. Sin embargo, la exposición prolongada y sin protección a la radiación ultravioleta (UV) que proviene de la luz solar, es causante de muchos efectos nocivos en la piel, afecciones agudas como las quemaduras y hasta daños crónicos como el desarrollo de cáncer de piel.
Dentro de las principales lesiones causadas por el sol se encuentra el envejecimiento prematuro de la piel, una condición denominada fotoenvejecimiento o envejecimiento extrínseco. El envejecimiento cronológico o intrínseco ocasionado por el paso del tiempo es causante de la mayoría de los rasgos dermatológicos como la aparición de arrugas, la despigmentación y la pérdida de la elasticidad.
No obstante, los daños causados por los rayos UV son mayores a los del envejecimiento cronológico. Estos pueden presentarse en cualquier individuo, más en aquellos que sean hombres, con alta exposición solar ocupacional o recreacional; en personas que vivan en lugares con alta irradiación solar y en aquellos con tonos de piel más claros.
La radiación ultravioleta actúa en diferentes niveles en las células de la piel, modificando la estructura del ADN, generando inflamación en el tejido; también forma especies reactivas de oxígeno. Todos estos mecanismos de lesión desencadenan el proceso de la muerte celular, que con el paso del tiempo, afecta al tejido completo.
Los cambios más evidentes son el aumento del grosor de la piel, arrugas, zonas más oscuras en comparación con el resto de la piel, entre otras. El método más efectivo en contra de estas afecciones es la prevención, el uso de prendas que cubran la mayor parte de la piel, así como gorras o sombreros.
También es de suma importancia la aplicación de protectores solares de amplio espectro que protejan de la radiación ultravioleta llamada de tipo A y B. Su uso debe ser constante y suficiente, cubriendo todas las partes de la piel descubiertas y con aplicaciones cada pocas horas.
Es esencial tomar medidas de precaución contra la luz solar y los efectos de la radiación ultravioleta, especialmente en la temporada de verano con las altas temperaturas, constantes olas de calor y ante el cambio climático. Prevenir esta clase de afecciones es la clave, cuidarse individual y colectivamente garantiza una calidad de vida favorable.
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