/ lunes 30 de septiembre de 2024

Espacio Tec | Tres décadas de cómputo verde

Por Jonathan Sánchez

Han pasado 32 años desde que la agencia de protección ambiental de los Estados Unidos comenzó con el programa Energy Star, cuyo objetivo es promover y reconocer la eficiencia energética, es a partir de ese momento que la industria informática comenzó a generar iniciativas en favor de lo que hoy conocemos como green computing o computo sustentable.

En el green computing, el diseño, la fabricación y desecho de chips o cualquier componente tecnológico debe tener un límite en su impacto para el medio ambiente, esto incluye reducción en las emisiones de carbono y consumo de energía durante su vida útil. Hasta antes de esta iniciativa, la industria tecnológica centraba sus esfuerzos en producir dispositivos más pequeños y rápidos, dejando de lado la sustentabilidad o la reducción de emisiones.

El potencial del green computing es significativo, ya que el sector de las tecnologías de la información y comunicación es responsable de entre 1.8 % y 3.9 % de las emisiones globales de gas carbónico. Un ejemplo claro de este consumo, son los centros de datos, estos consumen el 3 % de la energía total mundial anual, con un incremento del 100 % en la última década.

Alrededor del mundo, los gobiernos han comenzado a implementar políticas para hacer que el uso de la tecnología sea más sustentable. La Unión Europea, por ejemplo, ha puesto en marcha regulaciones estrictas para reducir los desechos electrónicos y promover el reciclaje de dispositivos tecnológicos. Dinamarca y Suecia han impulsado el uso de energías renovables para alimentar centros de datos, lo que reduce considerablemente la huella de carbono de estas infraestructuras.

Por otro lado, corporaciones tecnológicas, principales responsables de una porción considerable del impacto ambiental del sector, también han comenzado a actuar. Empresas como Google y Microsoft están han realizado inversiones en centros de datos alimentados por energías limpias y el compromiso de alcanzar la neutralidad de carbono en sus operaciones.

Aunque gobiernos y empresas están tomando medidas, el impacto que los usuarios individuales tenemos sobre el medio ambiente también es crucial para avanzar hacia un futuro más verde. Algunas acciones sencillas que podemos implementar, por ejemplo, apagar dispositivos, reciclar electrónicos, optar por dispositivos con certificaciones de eficiencia energética, para de esta manera extender la vida útil de los dispositivos.

El green computing es un compromiso compartido. Mientras los gobiernos regulan y las empresas innovan, nosotros, los usuarios, debemos ser parte activa de la solución. Las pequeñas decisiones diarias podemos contribuir a un mundo más limpio y sustentable, garantizando que la tecnología no solo nos sirva a nosotros, sino también al planeta.


Semblanza

El Dr. Jonathan Sánchez es ingeniero mecánico egresado de la Facultad de Ingeniería de la UNAM y Doctor en ingeniería mecánica por la Universidad de Manchester en el Reino Unido. El Dr. Sánchez ha trabajado para GE Aviation y ha realizado consultoría para el Instituto de Ingeniería de la UNAM. Sus cursos están relacionados con el uso eficiente de la energía y manufactura. Actualmente es profesor en el Tecnológico de Monterrey campus SLP. Sus áreas de investigación son simulación numérica, uso eficiente de la energía, análisis de datos y machine learning.

Por Jonathan Sánchez

Han pasado 32 años desde que la agencia de protección ambiental de los Estados Unidos comenzó con el programa Energy Star, cuyo objetivo es promover y reconocer la eficiencia energética, es a partir de ese momento que la industria informática comenzó a generar iniciativas en favor de lo que hoy conocemos como green computing o computo sustentable.

En el green computing, el diseño, la fabricación y desecho de chips o cualquier componente tecnológico debe tener un límite en su impacto para el medio ambiente, esto incluye reducción en las emisiones de carbono y consumo de energía durante su vida útil. Hasta antes de esta iniciativa, la industria tecnológica centraba sus esfuerzos en producir dispositivos más pequeños y rápidos, dejando de lado la sustentabilidad o la reducción de emisiones.

El potencial del green computing es significativo, ya que el sector de las tecnologías de la información y comunicación es responsable de entre 1.8 % y 3.9 % de las emisiones globales de gas carbónico. Un ejemplo claro de este consumo, son los centros de datos, estos consumen el 3 % de la energía total mundial anual, con un incremento del 100 % en la última década.

Alrededor del mundo, los gobiernos han comenzado a implementar políticas para hacer que el uso de la tecnología sea más sustentable. La Unión Europea, por ejemplo, ha puesto en marcha regulaciones estrictas para reducir los desechos electrónicos y promover el reciclaje de dispositivos tecnológicos. Dinamarca y Suecia han impulsado el uso de energías renovables para alimentar centros de datos, lo que reduce considerablemente la huella de carbono de estas infraestructuras.

Por otro lado, corporaciones tecnológicas, principales responsables de una porción considerable del impacto ambiental del sector, también han comenzado a actuar. Empresas como Google y Microsoft están han realizado inversiones en centros de datos alimentados por energías limpias y el compromiso de alcanzar la neutralidad de carbono en sus operaciones.

Aunque gobiernos y empresas están tomando medidas, el impacto que los usuarios individuales tenemos sobre el medio ambiente también es crucial para avanzar hacia un futuro más verde. Algunas acciones sencillas que podemos implementar, por ejemplo, apagar dispositivos, reciclar electrónicos, optar por dispositivos con certificaciones de eficiencia energética, para de esta manera extender la vida útil de los dispositivos.

El green computing es un compromiso compartido. Mientras los gobiernos regulan y las empresas innovan, nosotros, los usuarios, debemos ser parte activa de la solución. Las pequeñas decisiones diarias podemos contribuir a un mundo más limpio y sustentable, garantizando que la tecnología no solo nos sirva a nosotros, sino también al planeta.


Semblanza

El Dr. Jonathan Sánchez es ingeniero mecánico egresado de la Facultad de Ingeniería de la UNAM y Doctor en ingeniería mecánica por la Universidad de Manchester en el Reino Unido. El Dr. Sánchez ha trabajado para GE Aviation y ha realizado consultoría para el Instituto de Ingeniería de la UNAM. Sus cursos están relacionados con el uso eficiente de la energía y manufactura. Actualmente es profesor en el Tecnológico de Monterrey campus SLP. Sus áreas de investigación son simulación numérica, uso eficiente de la energía, análisis de datos y machine learning.