/ martes 23 de julio de 2024

Espacio Tec | Las emociones en el trabajo

  • Rocío Méndez, alumna de la Escuela de Negocios del Tec de Monterrey
  • Dra. Mariana Cordova, profesora de la Escuela de Negocios del Tec de Monterrey

En el dinámico mundo empresarial actual, la gestión del talento ha evolucionado de un enfoque meramente operativo a una visión que reconoce el valor fundamental de las personas en las organizaciones. Abandonando la fría perspectiva de ver a los colaboradores solo como recursos, las empresas modernas han comprendido que el bienestar emocional y la inteligencia emocional son pilares fundamentales para el éxito.

Esperar que los colaboradores nieguen o repriman sus emociones en el ámbito laboral no solo es poco realista, sino contraproducente. Las emociones son parte integral de la experiencia humana y están presentes en todos los aspectos de la vida, incluido el trabajo. Pretender dejarlas fuera es negar una parte esencial de nosotros mismos y limita nuestra capacidad para relacionarnos de manera auténtica y efectiva.

Reconocer y gestionar adecuadamente las emociones en el entorno laboral no solo promueve un ambiente de trabajo más saludable y cohesionado, sino que también potencia la productividad y la creatividad; pues influyen directamente en el rendimiento, compromiso y satisfacción laboral. Las emociones positivas, como la alegría y el entusiasmo, aumentan la motivación y la productividad, mientras que las negativas, como el estrés y la frustración, tienen efectos adversos en la salud y la eficiencia del trabajo.

Integrar la inteligencia emocional en la gestión del talento es esencial para que cualquier empresa aspire a ser competitiva y sostenible en el tiempo.

Las empresas pueden implementar diversas estrategias para gestionar las emociones de sus colaboradores, promoviendo un ambiente de trabajo saludable, ofreciendo capacitación en inteligencia emocional y proporcionando acceso a apoyo psicológico. Además, es importante establecer políticas de bienestar, como horarios flexibles y opciones de trabajo remoto, fomentar una comunicación abierta y organizar actividades de team building. Reconocer y recompensar el buen desempeño e implementar programas de bienestar integral son prácticas beneficiosas. Formar líderes empáticos y crear espacios de desconexión contribuyen significativamente al bienestar emocional de los empleados.

Por su parte, los colaboradores pueden practicar técnicas de mindfulness, mantener una comunicación abierta, buscar apoyo y establecer límites saludables entre el trabajo y la vida personal para cuidar su bienestar emocional.

La clave del éxito organizacional reside en la humanización de las empresas, donde se valore y gestione adecuadamente el bienestar de cada colaborador. Es crucial que tanto las empresas como los individuos vean la inteligencia emocional como un componente esencial de su cultura corporativa y personal. Al hacerlo, cultivamos entornos laborales más saludables y productivos, construyendo relaciones auténticas y significativas. Este enfoque beneficia a la empresa en términos de rendimiento y competitividad, y también promueve el bienestar general y la satisfacción de todos los involucrados.

  • Rocío Méndez, alumna de la Escuela de Negocios del Tec de Monterrey
  • Dra. Mariana Cordova, profesora de la Escuela de Negocios del Tec de Monterrey

En el dinámico mundo empresarial actual, la gestión del talento ha evolucionado de un enfoque meramente operativo a una visión que reconoce el valor fundamental de las personas en las organizaciones. Abandonando la fría perspectiva de ver a los colaboradores solo como recursos, las empresas modernas han comprendido que el bienestar emocional y la inteligencia emocional son pilares fundamentales para el éxito.

Esperar que los colaboradores nieguen o repriman sus emociones en el ámbito laboral no solo es poco realista, sino contraproducente. Las emociones son parte integral de la experiencia humana y están presentes en todos los aspectos de la vida, incluido el trabajo. Pretender dejarlas fuera es negar una parte esencial de nosotros mismos y limita nuestra capacidad para relacionarnos de manera auténtica y efectiva.

Reconocer y gestionar adecuadamente las emociones en el entorno laboral no solo promueve un ambiente de trabajo más saludable y cohesionado, sino que también potencia la productividad y la creatividad; pues influyen directamente en el rendimiento, compromiso y satisfacción laboral. Las emociones positivas, como la alegría y el entusiasmo, aumentan la motivación y la productividad, mientras que las negativas, como el estrés y la frustración, tienen efectos adversos en la salud y la eficiencia del trabajo.

Integrar la inteligencia emocional en la gestión del talento es esencial para que cualquier empresa aspire a ser competitiva y sostenible en el tiempo.

Las empresas pueden implementar diversas estrategias para gestionar las emociones de sus colaboradores, promoviendo un ambiente de trabajo saludable, ofreciendo capacitación en inteligencia emocional y proporcionando acceso a apoyo psicológico. Además, es importante establecer políticas de bienestar, como horarios flexibles y opciones de trabajo remoto, fomentar una comunicación abierta y organizar actividades de team building. Reconocer y recompensar el buen desempeño e implementar programas de bienestar integral son prácticas beneficiosas. Formar líderes empáticos y crear espacios de desconexión contribuyen significativamente al bienestar emocional de los empleados.

Por su parte, los colaboradores pueden practicar técnicas de mindfulness, mantener una comunicación abierta, buscar apoyo y establecer límites saludables entre el trabajo y la vida personal para cuidar su bienestar emocional.

La clave del éxito organizacional reside en la humanización de las empresas, donde se valore y gestione adecuadamente el bienestar de cada colaborador. Es crucial que tanto las empresas como los individuos vean la inteligencia emocional como un componente esencial de su cultura corporativa y personal. Al hacerlo, cultivamos entornos laborales más saludables y productivos, construyendo relaciones auténticas y significativas. Este enfoque beneficia a la empresa en términos de rendimiento y competitividad, y también promueve el bienestar general y la satisfacción de todos los involucrados.