/ martes 26 de noviembre de 2024

Espacio Tec / El impacto silencioso de las rupturas amorosas en el mundo laboral

Cortesía / Tecnológico de Monterrey


Por: Paola Chávez Pinto

Como dijo el famoso poeta Rainer Maria Rilke: “El amor es un lugar donde se encuentra el dolor y la alegría”. Pero, ¿qué pasa cuando ese amor se pierde? Las rupturas no solo dejan huellas en el corazón, también impactan nuestra capacidad de trabajar y afectan nuestro rendimiento laboral. Sin embargo, estamos acostumbrados a vivir en un mundo frío, donde se espera separar las emociones y la vida personal del trabajo. ¿Acaso eso es siquiera posible?

Imagina que despiertas una mañana después de una ruptura. La tristeza te envuelve como una manta pesada, y mientras intentas concentrarte en tu trabajo, no puedes evitar sentir que cada tarea es un esfuerzo monumental, como si tu mente estuviera atrapada en un laberinto de recuerdos y emociones que te impiden avanzar. La simple idea de enviar un correo electrónico o asistir a una reunión se convierte en un desafío abrumador.

Esto es algo más común de lo que parece y no suele tomarse en cuenta dentro del ámbito empresarial, a pesar de cómo esto impacta en el desempeño del trabajador. Según un estudio en Medellín realizado por Natalia Zapata Cano, más del 60 % de los trabajadores admiten que sus problemas personales afectan su rendimiento en el trabajo. Entre estos problemas, las rupturas amorosas se encuentran entre los más devastadores. Además, investigaciones realizadas por la Universidad de Harvard demuestran que las emociones negativas impactan de manera significativa en la productividad de las empresas. Por lo tanto, este es un tema de discusión interesante.

¿Deberían las empresas brindar algún tipo de apoyo a los empleados durante estos momentos difíciles? ¿Deberíamos empatizar aún más con los colaboradores? ¿O continuar con la metodología de “separar el trabajo de la vida personal”?

Siendo honestos, es un tema realmente delicado, uno al que los líderes dentro de las empresas no han prestado suficiente atención. Muchas veces, desconocen lo relevante que puede ser, especialmente si consideramos su impacto en el rendimiento laboral. A raíz de esto, podemos hacernos una serie de preguntas: ¿cómo podemos apoyar a nuestros colaboradores en estos momentos tan vulnerables y personales?

Este artículo va más allá́ de replantearnos cómo mejorar la productividad laboral; se trata de algo que conecta directamente con la esencia humana y la complejidad de las emociones, especialmente en momentos donde se espera ser frío y profesional.

Con esto, podemos plantearnos un tema de discusión muy interesante: ¿Es posible que el liderazgo empresarial evolucione hacia un modelo más humano, donde el bienestar emocional sea visto como una parte integral del éxito organizacional? Tal vez el éxito organizacional no radica en separar, sino en integrar, entendiendo que detrás de cada empleado hay una historia, y en cada historia, una oportunidad para crecer juntos.

Autor: Paola Chávez Pinto estudiante de la carrera de Negocios en el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, Campus San Luis Potosí.

Cortesía / Tecnológico de Monterrey


Por: Paola Chávez Pinto

Como dijo el famoso poeta Rainer Maria Rilke: “El amor es un lugar donde se encuentra el dolor y la alegría”. Pero, ¿qué pasa cuando ese amor se pierde? Las rupturas no solo dejan huellas en el corazón, también impactan nuestra capacidad de trabajar y afectan nuestro rendimiento laboral. Sin embargo, estamos acostumbrados a vivir en un mundo frío, donde se espera separar las emociones y la vida personal del trabajo. ¿Acaso eso es siquiera posible?

Imagina que despiertas una mañana después de una ruptura. La tristeza te envuelve como una manta pesada, y mientras intentas concentrarte en tu trabajo, no puedes evitar sentir que cada tarea es un esfuerzo monumental, como si tu mente estuviera atrapada en un laberinto de recuerdos y emociones que te impiden avanzar. La simple idea de enviar un correo electrónico o asistir a una reunión se convierte en un desafío abrumador.

Esto es algo más común de lo que parece y no suele tomarse en cuenta dentro del ámbito empresarial, a pesar de cómo esto impacta en el desempeño del trabajador. Según un estudio en Medellín realizado por Natalia Zapata Cano, más del 60 % de los trabajadores admiten que sus problemas personales afectan su rendimiento en el trabajo. Entre estos problemas, las rupturas amorosas se encuentran entre los más devastadores. Además, investigaciones realizadas por la Universidad de Harvard demuestran que las emociones negativas impactan de manera significativa en la productividad de las empresas. Por lo tanto, este es un tema de discusión interesante.

¿Deberían las empresas brindar algún tipo de apoyo a los empleados durante estos momentos difíciles? ¿Deberíamos empatizar aún más con los colaboradores? ¿O continuar con la metodología de “separar el trabajo de la vida personal”?

Siendo honestos, es un tema realmente delicado, uno al que los líderes dentro de las empresas no han prestado suficiente atención. Muchas veces, desconocen lo relevante que puede ser, especialmente si consideramos su impacto en el rendimiento laboral. A raíz de esto, podemos hacernos una serie de preguntas: ¿cómo podemos apoyar a nuestros colaboradores en estos momentos tan vulnerables y personales?

Este artículo va más allá́ de replantearnos cómo mejorar la productividad laboral; se trata de algo que conecta directamente con la esencia humana y la complejidad de las emociones, especialmente en momentos donde se espera ser frío y profesional.

Con esto, podemos plantearnos un tema de discusión muy interesante: ¿Es posible que el liderazgo empresarial evolucione hacia un modelo más humano, donde el bienestar emocional sea visto como una parte integral del éxito organizacional? Tal vez el éxito organizacional no radica en separar, sino en integrar, entendiendo que detrás de cada empleado hay una historia, y en cada historia, una oportunidad para crecer juntos.

Autor: Paola Chávez Pinto estudiante de la carrera de Negocios en el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, Campus San Luis Potosí.