El mundo está entrando a una etapa de estancamiento económico, disminuyendo drásticamente el movimiento de capitales y, principalmente, los flujos de la Inversión Extranjera Directa (IED).
Algunos países como la india están creciendo casi al 6%, Estados Unidos también está fortaleciéndose, sin embargo, otras economías bajan su perspectiva de crecimiento.
La economía mexicana, como todas las economías, muestra numerosas luces y sombras que, en función del impacto de cada una de ellas, determinan el funcionamiento y la evolución de esta economía.
Lo anterior muestra signos de desaceleración, lo que marca otro mes de contracción económica en lo que va del año.
Mientras seguimos enfocados en temas legislativos delicados, la actividad económica del país sigue enviando señales preocupantes.
Este panorama económico complicado podría afectar las decisiones de los empresarios en cuanto a inversiones y generación de.
El clima nacional se está llenando de nubarrones, y esto inevitablemente influirá en las decisiones que los empresarios tomen respecto a sus ventas, utilidades y el ambiente para los negocios.
La última Encuesta Citibanamex de Expectativas, que se levanta entre áreas de análisis de bancos, casas de bolsa, consultoras, entre otras entidades financieras, indica que los participantes prevén desaceleración.
En resumen, la economía mexicana se encuentra en una situación complicada. Como sabemos, esto es una consecuencia de unos crecimientos que, como vemos, siguen sin llegar.
Y es que debemos señalar que la economía mexicana sigue precisando motores económicos que devuelvan el dinamismo a esta economía, pues la solución no pasa.
Los motores de esta economía están apagándose. A pesar de la disciplina fiscal, México enfrenta una desaceleración económica, con una productividad en declive y un pobre crecimiento en los últimos años.
Mientras que algunos sectores del gobierno intentan minimizar el impacto de estos datos, la realidad es que el país se encuentra lejos de las expectativas de crecimiento que se esperaban. Uno de los puntos más incisivos son las carencias sociales que siguen afectando al país.
No hay que olvidar también al estancamiento en sectores claves como la salud, la educación, la energía y el agua, y el país no está avanzando en una política industrial sólida que permita un cambio estructural en la economía.
Además, aunque los salarios han crecido levemente por encima de la inflación, las mejoras no han sido suficientes para cerrar las brechas sociales.
Así mismo los problemas estructurales de México, como la volatilidad cambiaria y el creciente riesgo país han disuadido a los inversionistas de entrar al mercado mexicano, lo que limita las posibilidades de aprovechar las oportunidades derivadas de la relocalización de cadenas de suministro.
Urge una política industrial proactiva, capaz de generar cambios significativos en la estructura productiva del país, sin una intervención gubernamental decidida, la economía mexicana seguirá en un estado de parálisis.