/ viernes 29 de septiembre de 2023

Entorno empresarial | Deuda buena y deuda mala

En el complejo mundo de las finanzas, distinguir entre deuda buena y deuda mala es crucial para mantener una salud financiera sólida.

El término deuda buena se usa para referirse a aquellas deudas que son consideradas inversiones para nuestro futuro financiero. Normalmente son deudas que tienen bajos intereses y se utilizan para adquirir bienes o servicios cuyo valor se espera que aumente con el tiempo, o para generar ingresos.

Por otro lado, la deuda mala se refiere a dinero prestado que no brinda ningún valor a largo plazo ni aumenta tu riqueza neta. Estas son deudas que tienen altos intereses y que se utilizan para adquirir bienes o servicios de valor decreciente.

Una política pública no puede existir sin presupuesto, pues carecería de los recursos necesarios para atender e impulsar las demandas sociales e, incluso, para operar y vigilar el cumplimiento de sus objetivos y reglamentos.

Si el gobierno quiere gastar e implementar programas públicos, primero tiene que recaudar, a menos que se endeude. En este último caso, también se requieren recolectar los recursos fiscales; sólo que se espera hacerlo en algún futuro, cercano o lejano, cuando las condiciones sean más propicias que las actuales.

Nadie sabe cuándo el endeudamiento es demasiado elevado para un Estado. Lo que sí se sabe es que las consecuencias de una crisis de deuda soberana son devastadoras.

Los problemas surgen cuando la deuda ya es elevada y los recursos provenientes de nuevos préstamos no se gastan con prudencia como se pretende en México donde su tasa de retorno es casi nula, o cuando un país se ve afectado por shocks económicos, como la reversión repentina de los flujos de capital que afecta a su capacidad de pagar la deuda.

Es necesario redoblar los esfuerzos para asegurar que el endeudamiento soberano sea sostenible desde el punto de vista financiero.

También deberían considerar detenidamente el rendimiento potencial de sus proyectos y su capacidad de reembolso a través de un aumento de los ingresos tributarios antes de contraer nueva deuda.

La información da elementos para pensar que el lento crecimiento económico global y por países no garantiza la estabilización o reducción del endeudamiento público.

Bajo las consideraciones anteriores, hoy más que nunca, la deuda se ha convertido en un problema político que como tal exige acciones políticas para enfrentarlo.