Cuando tiene un billete en la mano, es fácil saber lo que está gastando. Pero si el dinero es virtual resulta mucho más complicado valorar la cantidad.
Y lo es todavía más cuando la gestión es a través de un celular.
Esa tendencia creciente tiene que ver con lo que los especialistas en comercio electrónico llaman “omnicanalidad”, una estrategia de ventas para ofrecernos la posibilidad de comprar donde, cuando y como queramos.
Los avances en los últimos años en banca online, aplicaciones y sitios de comercio electrónico generaron una mayor confianza hacia las compras a través del celular.
El solo hecho de comprar por internet hace que gastemos más. Y las aplicaciones móviles incrementan el efecto.
Los nuevos sitios web y aplicaciones de compra por internet están cambiando nuestra relación con el dinero.
Por un lado, las notificaciones que recibimos en el celular hacen que veamos más claramente en qué gastamos dinero.
Eso haría que, de cierta manera, las apps de los bancos en línea simulen el gasto al dinero en efectivo, porque cada vez que compramos algo recibimos una notificación.
Sin embargo, cuando pasamos del dinero en efectivo al dinero virtual, el llamado pain of paying (el “dolor de pagar”, o descontento inmediato cuando efectuamos un pago) se reduce.
Cuando eso ocurre, nos resulta más difícil gestionar nuestras finanzas personales porque no tiene la sensación de que realmente esté gastando su dinero.
La gente encuentra difícil ahorrar, es algo que siempre queremos posponer, aunque hay algunas oportunidades para hacerlo a través del dispositivo y controlar lo que gastamos cada día.
Pero la conveniencia puede tener, literalmente, un costo muy alto.
A pesar de que el efectivo es el principal medio de pago en México, el uso de plásticos y canales digitales ha avanzado.
Caer en este tipo de trampas mentales aumenta el riesgo de enfrentar situaciones de estrés financiero, ya que no se tiene una conciencia real sobre los ingresos y desembolsos, esto provoca que muchas personas no puedan cubrir sus gastos o bien enfrenten deudas por arriba de su capacidad financiera.
Cuando no se tiene conciencia del consumo y gasto, el problema es que en algún punto tendrá que enfrentar esa realidad, por ello muchas personas son capaces de gastar grandes cantidades de dinero y cuando tiene que identificar en qué se gastaron ese dinero no son capaces de recordar porque en todo el proceso ellos creían que ya lo habían pagado.
Ese efecto aumenta con las tarjetas de crédito.
No se trata de eliminar los pagos con tarjeta, sino de utilizar todas las herramientas del sistema financiero para llevar una sana administración financiera.