/ jueves 7 de noviembre de 2024

¡Cristo es la Respuesta! / La soberbia

DANIEL 4:30-37

Por Víctor Hugo Guel González

Recientemente escuché una predicación acerca de la soberbia la cual me fue de bendición y en esta ocasión deseo compartir algunas verdades bíblicas que seguramente serán provecho a nuestra vida.

Dice en Daniel 4:30 al 37 “habló el rey y dijo: ¿No es esta la gran Babilonia que yo edifiqué para casa real con la fuerza de mi poder, y para gloria de mi majestad? Aún estaba la palabra en la boca del rey, cuando vino una voz del cielo: A ti se te dice, rey Nabucodonosor: El reino ha sido quitado de ti; y de entre los hombres te arrojarán, y con las bestias del campo será tu habitación, y como a los bueyes te apacentarán; y siete tiempos pasarán sobre ti, hasta que reconozcas que el Altísimo tiene el dominio en el reino de los hombres, y lo da a quien él quiere. En la misma hora se cumplió la palabra sobre Nabucodonosor, y fue echado de entre los hombres; y comía hierba como los bueyes, y su cuerpo se mojaba con el rocío del cielo, hasta que su pelo creció como plumas de águila, y sus uñas como las de las aves. Mas al fin del tiempo yo Nabucodonosor alcé mis ojos al cielo, y mi razón me fue devuelta; y bendije al Altísimo, y alabé y glorifiqué al que vive para siempre, cuyo dominio es sempiterno, y su reino por todas las edades. Todos los habitantes de la tierra son considerados como nada; y él hace según su voluntad en el ejército del cielo, y en los habitantes de la tierra, y no hay quien detenga su mano, y le diga: ¿Qué haces? En el mismo tiempo mi razón me fue devuelta, y la majestad de mi reino, mi dignidad y mi grandeza volvieron a mí, y mis gobernadores y mis consejeros me buscaron; y fui restablecido en mi reino, y mayor grandeza me fue añadida. Ahora yo Nabucodonosor alabo, engrandezco y glorifico al Rey del cielo, porque todas sus obras son verdaderas, y sus caminos justos; y él puede humillar a los que andan con soberbia”.

En este pasaje podemos ver como el rey Nabucodonosor pensaba que todo lo que había logrado y conseguido era por sus propios méritos por su propio esfuerzo; pero Dios trató con su pecado, y terminó diciendo: “Y él puede humillar a los que andan en soberbia”. De esta historia podemos aprender que todo lo que todo lo que tenemos es gracias a Dios.

En Santiago 4:6 dice: “Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes”. Una persona que es soberbia, Dios lo resiste; por el contrario, al humilde, a quien reconoce que no puede y que entiende que sin Él nada puede hacer, entonces el Señor le dará la gracia y el favor divino para continuar.

La Biblia nos advierte en Proverbios 16:18 “Antes del quebrantamiento es la soberbia, y antes de la caída la altivez de espíritu”. Lo cierto es que la batalla con la soberbia, espacialmente en aquellos que piensan que no batallan con ella, cuando menos lo piensan, viene el quebranto y la caída, así como sucedió con Nabucodonosor; pero aún en esa condición, podemos levantar los ojos al cielo y reconocer la grandeza, el poder, la misericordia y bondad de nuestro Dios, y podremos dar la gloria, y Él estará dispuesto de darnos una nueva oportunidad para seguir adelante, para la gloria y honra de su nombre. ¡Amén!

DANIEL 4:30-37

Por Víctor Hugo Guel González

Recientemente escuché una predicación acerca de la soberbia la cual me fue de bendición y en esta ocasión deseo compartir algunas verdades bíblicas que seguramente serán provecho a nuestra vida.

Dice en Daniel 4:30 al 37 “habló el rey y dijo: ¿No es esta la gran Babilonia que yo edifiqué para casa real con la fuerza de mi poder, y para gloria de mi majestad? Aún estaba la palabra en la boca del rey, cuando vino una voz del cielo: A ti se te dice, rey Nabucodonosor: El reino ha sido quitado de ti; y de entre los hombres te arrojarán, y con las bestias del campo será tu habitación, y como a los bueyes te apacentarán; y siete tiempos pasarán sobre ti, hasta que reconozcas que el Altísimo tiene el dominio en el reino de los hombres, y lo da a quien él quiere. En la misma hora se cumplió la palabra sobre Nabucodonosor, y fue echado de entre los hombres; y comía hierba como los bueyes, y su cuerpo se mojaba con el rocío del cielo, hasta que su pelo creció como plumas de águila, y sus uñas como las de las aves. Mas al fin del tiempo yo Nabucodonosor alcé mis ojos al cielo, y mi razón me fue devuelta; y bendije al Altísimo, y alabé y glorifiqué al que vive para siempre, cuyo dominio es sempiterno, y su reino por todas las edades. Todos los habitantes de la tierra son considerados como nada; y él hace según su voluntad en el ejército del cielo, y en los habitantes de la tierra, y no hay quien detenga su mano, y le diga: ¿Qué haces? En el mismo tiempo mi razón me fue devuelta, y la majestad de mi reino, mi dignidad y mi grandeza volvieron a mí, y mis gobernadores y mis consejeros me buscaron; y fui restablecido en mi reino, y mayor grandeza me fue añadida. Ahora yo Nabucodonosor alabo, engrandezco y glorifico al Rey del cielo, porque todas sus obras son verdaderas, y sus caminos justos; y él puede humillar a los que andan con soberbia”.

En este pasaje podemos ver como el rey Nabucodonosor pensaba que todo lo que había logrado y conseguido era por sus propios méritos por su propio esfuerzo; pero Dios trató con su pecado, y terminó diciendo: “Y él puede humillar a los que andan en soberbia”. De esta historia podemos aprender que todo lo que todo lo que tenemos es gracias a Dios.

En Santiago 4:6 dice: “Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes”. Una persona que es soberbia, Dios lo resiste; por el contrario, al humilde, a quien reconoce que no puede y que entiende que sin Él nada puede hacer, entonces el Señor le dará la gracia y el favor divino para continuar.

La Biblia nos advierte en Proverbios 16:18 “Antes del quebrantamiento es la soberbia, y antes de la caída la altivez de espíritu”. Lo cierto es que la batalla con la soberbia, espacialmente en aquellos que piensan que no batallan con ella, cuando menos lo piensan, viene el quebranto y la caída, así como sucedió con Nabucodonosor; pero aún en esa condición, podemos levantar los ojos al cielo y reconocer la grandeza, el poder, la misericordia y bondad de nuestro Dios, y podremos dar la gloria, y Él estará dispuesto de darnos una nueva oportunidad para seguir adelante, para la gloria y honra de su nombre. ¡Amén!