/ jueves 5 de septiembre de 2024

¡Cristo es la Respuesta! | La Maldición en Bendición

Deuteronomio 23:1 al 5

Por Víctor Hugo Guel González

En otras ocasiones he escrito acerca de este pasaje, pero siempre es de bendición recordar esta verdad: Dios convierte la maldición en bendición.

En este pasaje de Deuteronomio 23 del 1 al 5, se dice la razón por la cual los amonitas y los moabitas no podían entrar en la congregación de Jehová, era porque no salieron a recibir con pan y agua en el camino cuando fueron a Egipto; y porque maquinaron junto con Balaam hijo de Beor contra Israel, para maldecirles, pero las tres veces que intentó hacerlo, Dios se lo impidió y convirtió la maldición en bendición.

Ahora, hay muchas veces en la Biblia que esto sucede. En Génesis se nos dice acerca de la historia de un hombre llamado José, quien fue vendido como esclavo por sus hermanos, y estando en Egipto las cosas se pusieron más difíciles, pues acusado por la mujer de su amo fue encarcelado; y estando en semejante situación, es allí que interpretando el sueño del Faraón, es nombrado gobernador de Egipto; después de esto, él tiene un reencuentro con sus hermanos y les dice: “Ahora, pues, no os entristezcáis, no os pese haberme vendido acá; porque para preservación de vida me envió Dios a vosotros. Pues ya ha habido dos años de hambre en medio de la tierra, y aún quedan cinco años en los cuales ni habrá arada ni siega. Y Dios me envió delante de vosotros para preservaros prosperidad sobre la tierra, y daros vida por medio de gran liberación. Así, pues, no me enviasteis acá vosotros, sino Dios, que me ha puesto como padre de Faraón y por señor de toda su casa, y por gobernador de toda la tierra de Egipto”.

En esta historia vemos un claro ejemplo de cómo Dios convirtió la maldición en bendición, pues de un hecho muy lamentable cuando Josué fue vendido como esclavo por sus hermanos, terminó siendo una gran bendición, cuando Dios usó a José para preservación de la vida de su familia.

Otro caso en la Biblia, sucedió en el tiempo de la reina Ester, cuando un hombre llamado Amán buscaba destruir al pueblo de Israel; pero Dios por medio de varias circunstancias se manifiesto de tal manera que en lugar de ser destruidos, toman venganza sobre sus enemigos y el Señor les dio la victoria y preservó sus vidas; después de esto, se hizo una celebración al ver cómo su tristeza se convirtió en alegría y el luto en un día bueno; hicieron días de banquetes y de gozo, donde enviaban porciones cada uno a su vecino y daban dádivas a los pobres; todo esto, porque Dios una vez más convirtió la maldición en bendición.

El ejemplo más convincente, lo podemos ver en la obra del Señor Jesucristo en la cruz del calvario, pues dice la Biblia: “Maldito todo aquel que es colgado en un madero”; pero es por medio de ese sacrificio que ahora podemos tener el perdón de pecados, la salvación de nuestra alma y la vida eterna convirtiéndose una vez más la maldición en bendición.

Para concluir, esto también se aplica a nuestras vidas, porque ciertamente habrá situaciones en nuestra vida en que se comienza con una maldición, como un problema o una dificultad, pero confiemos en el Señor recordando que Dios convierte la maldición en bendición. ¡Amén!

Deuteronomio 23:1 al 5

Por Víctor Hugo Guel González

En otras ocasiones he escrito acerca de este pasaje, pero siempre es de bendición recordar esta verdad: Dios convierte la maldición en bendición.

En este pasaje de Deuteronomio 23 del 1 al 5, se dice la razón por la cual los amonitas y los moabitas no podían entrar en la congregación de Jehová, era porque no salieron a recibir con pan y agua en el camino cuando fueron a Egipto; y porque maquinaron junto con Balaam hijo de Beor contra Israel, para maldecirles, pero las tres veces que intentó hacerlo, Dios se lo impidió y convirtió la maldición en bendición.

Ahora, hay muchas veces en la Biblia que esto sucede. En Génesis se nos dice acerca de la historia de un hombre llamado José, quien fue vendido como esclavo por sus hermanos, y estando en Egipto las cosas se pusieron más difíciles, pues acusado por la mujer de su amo fue encarcelado; y estando en semejante situación, es allí que interpretando el sueño del Faraón, es nombrado gobernador de Egipto; después de esto, él tiene un reencuentro con sus hermanos y les dice: “Ahora, pues, no os entristezcáis, no os pese haberme vendido acá; porque para preservación de vida me envió Dios a vosotros. Pues ya ha habido dos años de hambre en medio de la tierra, y aún quedan cinco años en los cuales ni habrá arada ni siega. Y Dios me envió delante de vosotros para preservaros prosperidad sobre la tierra, y daros vida por medio de gran liberación. Así, pues, no me enviasteis acá vosotros, sino Dios, que me ha puesto como padre de Faraón y por señor de toda su casa, y por gobernador de toda la tierra de Egipto”.

En esta historia vemos un claro ejemplo de cómo Dios convirtió la maldición en bendición, pues de un hecho muy lamentable cuando Josué fue vendido como esclavo por sus hermanos, terminó siendo una gran bendición, cuando Dios usó a José para preservación de la vida de su familia.

Otro caso en la Biblia, sucedió en el tiempo de la reina Ester, cuando un hombre llamado Amán buscaba destruir al pueblo de Israel; pero Dios por medio de varias circunstancias se manifiesto de tal manera que en lugar de ser destruidos, toman venganza sobre sus enemigos y el Señor les dio la victoria y preservó sus vidas; después de esto, se hizo una celebración al ver cómo su tristeza se convirtió en alegría y el luto en un día bueno; hicieron días de banquetes y de gozo, donde enviaban porciones cada uno a su vecino y daban dádivas a los pobres; todo esto, porque Dios una vez más convirtió la maldición en bendición.

El ejemplo más convincente, lo podemos ver en la obra del Señor Jesucristo en la cruz del calvario, pues dice la Biblia: “Maldito todo aquel que es colgado en un madero”; pero es por medio de ese sacrificio que ahora podemos tener el perdón de pecados, la salvación de nuestra alma y la vida eterna convirtiéndose una vez más la maldición en bendición.

Para concluir, esto también se aplica a nuestras vidas, porque ciertamente habrá situaciones en nuestra vida en que se comienza con una maldición, como un problema o una dificultad, pero confiemos en el Señor recordando que Dios convierte la maldición en bendición. ¡Amén!