Hebreos 4:14 al 16
En esta ocasión deseo hablar de algunos beneficios que vienen a nuestra vida por causa de que Jesús es el gran sumo sacerdote. El sumo sacerdote en el Antiguo Testamento, tenía una doble función que era hablar de parte de Dios al pueblo dándoles a conocer su voluntad por medio de mandatos, de preceptos y de enseñanzas; y la otra función, era presentar ofrendas y sacrificios por los pecados delante de Dios.
En el Nuevo Testamento, es decir, a partir de la Persona y obra de Cristo, se nos presenta ahora un Gran Sumo sacerdote; y en Hebreos 4:14 al 16, se nos dice de algunos beneficios que tendremos por causa de él. En Hebreos 4:14, se nos dice que traspasó los cielos, y eso nos lleva a pensar en el destino eterno que es en el cielo a aquellos que hemos recibido a Cristo como nuestro único y suficiente salvador, y no es por nuestros méritos, sino por los méritos de nuestro gran sumo sacerdote quien se ofreció asimismo por nosotros en la cruz del calvario, como ese Cordero de Dios que quita los pecados del mundo; Él murió pero al tercer día resucitó, y ahora está sentado a la diestra de Dios Padre y vino a ser autor de eterna salvación.
En Hebreos 4:15 dice: “Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado”. Tenemos un sumo sacerdote compasivo que sabe y conoce nuestras debilidades, nuestras fallas, aquellas cosas que necesitamos cambiar, mejorar; él no es ajeno a nuestros pecados, nuestras fallas y errores; pues fue tentado en todo según nuestra semejanza y sabe lo que es enfrentar la tentación, sabe lo que es ser tentado por el diablo; claro, el no cometió pecado, pues dice la Biblia, que, no se halló engaño en su boca. En Hebreos 2:17 y 18 dice: “Por lo cual debía ser en todo semejante a sus hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se refiere, para expiar los pecados del pueblo. Pues en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados”. Aquí lo que quiero destacar es el hecho de que Jesús como sumo sacerdote, no solo se muestra compasivo con nuestras tentaciones, pero también es poderoso para socorrernos cuando esto llega a nuestra vida, y nos permite vivir en victoria, pues la Escritura nos dice en Romanos 8:17, que en Cristo somos más que vencedores; y en Filipenses 4:13 dice: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”.
Finalmente en Hebreos 4:16 se nos dice que por causa de Cristo, quien es nuestro sumo sacerdote, nos podemos acercar confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro; es decir, que cuando nos acercamos al trono de la gracia, lo podemos hacer confiadamente, porque Jesús nuestro sumo sacerdote, por medio de su Persona y de su obra, podemos acceder a la misma presencia de Dios, pero gloria a su Nombre, no es un trono de juicio, es un trono de gracia; y estas cosas, no exagero al decir, que son indispensables en nuestra vida y las necesitamos desesperadamente; si habremos de seguir adelante en la voluntad de Dios. Concluye el versículo diciendo: “…Para el oportuno socorro”; la ayuda divina vendrá en el momento justo, en el momento que más necesitamos, de la manera más oportuna. Concluyo diciendo, si Jesús en primer lugar no es su salvador, no puede ser su sumo sacerdote, y por lo tanto se perderá de estas bendiciones. Decida aceptar a Cristo como su único y suficiente salvador (Juan 3:16), y entonces Él vendrá a ser su gran sumo sacerdote. ¡Amén!
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